BON: te quiero

Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...

-Gracias Amanda ;)



Bienvenid@s!

Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)

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martes, 23 de marzo de 2010

Capítulo 6.

Pasaron dos días desde aquel percance que tuvieron. Bill no confesó y sus amigos aún estaban molestos por ello pero que finalmente, lo dieron por hecho.

Y en cuanto a la rubia de sonrisa perfecta, no volvió a ver aquella sonrisa que tanto le gustaba. Más de una vez se le había ocurrido pedir perdón a Eva, confesárselo al profesor pero el maldito orgullo ciega a más de uno y por lo tanto, la rubia de sonrisa perfecta cada vez se alejaba más de Bill y las oportunidades disminuían.

A pesar de ser el jefe y de tener un sobresaliente asegurado Bill se sentía muy infeliz tanto que, no podía siquiera dormir.

-¿A dónde vas a estas horas Bill? Son la 1 de la madrugada-le replicaba su hermano ya metido en su cama.

-Shhh, solo voy a dar una vuelta. Tú vuelve a cerrar los ojos y piensa que estás en la mansión Playboy-decía una vez en la puerta dispuesto a salir.

-Sí-murmuró- la mansión Playboy, sabes que me iría allí encantado sino fuera por tú cul…-se quedó dormido.

Bill se paró a verlo para sacudir la cabeza y reir en sus adentros; su hermano jamás cambiaría.

Abrió la puerta y sigilosamente andó por el pasillo hasta meterse en el ascensor, no tenía lugar concreto solo, quería dar un paseo para pensar en sí verdaderamente Eva merecía aquello, lo que él le estaba haciendo.

Bill maldijo todo lo que pudo a aquel ascensor, bueno, si se le podía llamar ascensor ya que era una chatarra con puerta, ni con eso ya que tampoco se le podía llamar puerta. Chirriaba a más no poder y sabía que más de uno estaría insultando a aquel que ha osado coger el ascensor a estas horas pues el ruido, no era nada relajante. No le sorprendió pensar que podía quedarse encerrado.

El ascensor paró un piso más arriba y siguió caminando. Pensó que quien lo viera a estas horas de la noche con aquel pijama se quedaría un poco descompuesto pero no le importó.

Volvió a pensar en Eva y le resultaba gracioso, siempre había dicho que haría cualquier cosa para molestarla, incluso ella mismo en clase se lo dijo así que, ¿por qué sentirse culpable ahora? No tenía sentido… ella hubiera echo lo mismo incluso, Bill estaba seguro que le hubiera echo algo muchísimo peor. Estaba hablando de Eva.

Bill se paró un segundo, pensando en donde dirigirse ahora. Miró a su alrededor y se asomó por la ventana. La luna resplandecía una luz hermosa. A pesar de toda su maldad, Bill tenía su lado sensible y podía llegar a ser muy sensible.

Al ver la luna tan hermosa se le pasó por la mente la imagen de la rubia de sonrisa perfecta; cuyo nombre seguía siendo desconocido para él. ¿Llegaría realmente a conquistar su corazón o, debería darse ya por vencido? Suspiró.

Ya era hora de intentar conciliar el sueño. Dio marcha atrás y quedó esperando a que aquella chatarra llegase.

-Maldita sea…-murmuró.

El pequeño ascensor paró, Bill alargó la mano para abrir la puerta y le costó bastante. Cuando por fin la abrió, se quedó atónito sin poder entrar al ver a la persona que estaba allí en pijama al igual que él. Eva lo miró con los mismos ojos, no sabían que hacer si irse andando, si aguantar que estuvieran los dos juntos…

Pero ahí, estaba el orgullo y ninguno se quería ir andando. Eva bajó la mirada y empezó a remover el montón de papeles que llevaba en la mano. Bill suspiró y entró alejándose lo más posble de ella clavando la mirada en el suelo. No le hizo falta dar al botón porque parecía que ella iba al piso de abajo.

El ascensor tardó de responder y para cuando lo hizo emitió un ruido realmente molesto y fue cuando se paró.

-¿Qué?-gritaron los dos.

Bill se adelantó a Eva y empezó a tocar los botones pero no respondían, después comenzó a empujar la puerta pero no se movía ni un solo milímetro.

-Perfecto, aquí encerrada con…-Bill ignoró el comentario de su acompañante.

Bill volvió a intentarlo pero no hubo respuesta así que lo más lógico sería no perder la calma y esperar a que al día siguiente alguién los rescatara, aunque tuviera que pasar la noche entera allí con… Eva.

Bill reconoció el sonido de disgusto que hizo ella al ver como se acomodaba y no lo volvía a intentar así que dio un paso hacia delante, tiró sus papeles y empujó la puerta a la vez que daba a los botones.

Él sabía que lo que estaba haciendo era inútil pero, por lo menos no se iba aburrir hasta que llegó a cansarle; Eva llegó al punto de ponerse histérica.

-Para, es inútil.

-¡El inútil eres tú qué no eres capaz de sacarnos de aquí! Sé un hombre-Eva comenzaba a hirperventilar.

-¿Sabes qué?

-¡Qué!-clavó su mirada furiosa en la de él.

-Nada, nada-se econgió de hombros-, sigue. Me estoy divirtiendo mucho, resulta gracioso como pierdes tú compostura y llegas al punto de ponerte histérica por quedarte encerrada en un diminuto ascensor cuando sabes que mañana mismo estás fuera.

-Es que eso no me importa sino el con QUIEN me ha tocado estar encerrada.

-Mientes-espetó-. Tienes claustrofobia-se levantó y se puso frente a ella.

-Tengo Billfobia-Bill soltó una carcajada amarga-. Así que apártate de mi lado-lo empujó hacia atrás.

Bill la miró, en serio estaba disfrutando con aquella escena. Eva seguía histérica y no hacía otra cosa que susurrar cosas como: no puedo estar aquí, se tiene que abrir del algún modo, y el tío este que no hace nada… y para que se callara, Bill optó por la mejor opción en estos casos ya que él también perdió la compostura.

-¡Cálmate!-Bill la cogió por lo hombros y alargó su mano para pegarle una pequeña bofetada.

Eva lo miró incrédula, hasta él se había sorprendido por lo que había echo y sabía, que le iba a salir caro pero sin embargo, Eva no abrió más la boca y parecía de lo más relajada a la vez que se sentaba.

-Esto…lo siento-Bill rompió el incómodo silencio tras varios minutos.

Eva no le contestó, tan solo sacudió la cabeza y volvió a clavar la mirada en el suelo.

Bill no soportaba aquel silencio, sabía que iba a estar toda la noche allí encerrado y aún no tenía sueño así que, comenzo a entablar conversación con Eva.

-Que mala pata hemos tenido, ¿no? Seguro que mañana bien temprano nos sacan de aquí, el de limpieza lo más probab…

-Bill, ¿qué haces?-éste supo que era una pregunta retórica y solo puso los ojos en blanco esperando a que la chica siguiera hablando-. No debes de hablarme por muy encerrados que estemos, me acabas de pegar una bofetada y porque no tengo ánimos de seguir la pelea sino, te la devuelvo.

-De acuerdo, sino quieres que te hable no te pienso hablar-giró bruscamente la cabeza.

Ya estaba aguantando demasiado, un minuto o dos y ya se había cansado de mirar aquella mancha de la puerta.

Por el rabillo del ojo vio que Eva seguía clavando su mirada en el suelo y lentamente giró éste su cabeza para ver mejor a aquella morena de cabello largo y liso, con piel morenita y delicada. Sabía que esa descripción eran propias de un chico al que le gustaba lo que estaba viendo y lo reconoció; si le llegó a gustar cuando la conoció, más le gustaba a medida que iba creciendo y ese era otro de los motivos por el cual la tenía entre ceja y ceja, no podía estar enfadado con alguien que le parecía realmente guapa.

¿Y si empezaban de cero?

-Lo siento…-susurró.

Eva puso los ojos en blanco, levantó poco a poco la mirada y luego giró su cabeza para encontrarse con la mirada del chico. Eva lo había entendido, aún así, quería volverlo a escuchar.

-¿Cómo dices?

-Solo quería saber su nombre, nada más, pero te interpusiste y quieto no me iba a estar pero ahora…-suspiró-, siento lo que te hice.

Eva quedó callada, asimilando palabra por palabra. Volvió a bajar la mirada, nunca había pensado que Bill le llegaría a pedir perdón de verdad y pensó que podía contestarle ahora.

-Claire…-Bill la miró, y Eva fue a encontrarse con su mirada-. Se llama Claire. Es de Hamburgo y es mi amiga desde que tengo uso de razón.

Los labios de Bill se curvaron en una sonrisa satisfecha, pensó inmediatamente mietras susurraba “Claire” que el nombre le iba que ni pintado, bonito como ella misma.

-Gracias…-tuvo que decir. Eva asintió.

Tanto a Eva como a Bill le agradó el estar allí sin ningún odio ni ningún pensamiento maligno contra el otro. Y Eva tuvo que decirlo:

-No recuerdo el inicio de todo esto, si te digo la verdad.

-A veces… yo tampoco-rieron-. Creo que fue porque, no reconocía que alguién podría llegar a ser tan inteligente o incluso más que yo. Ya sabes, en mi clase nadie me superaba y luego llegaste tú y sentía que lo hacías con maldad y… no pude evitar sentir ese rencor hacia a ti-confesó.

-De eso me di cuenta y por eso quise pararte los pies, te veía demasiado prepotente-se encogió de hombros-, y si, reconozco que a veces lo hacía con bastante maldad.

Bill y Eva cruzaron miradas durante un instante.

-¿Amigos?-éste le tendió la mano.

Eva miró su mano y después subió su mirada para encontrarse con la de Bill que le sonreía.

-Amigos-estrecharon su mano.

Volvieron a estar en silencio pero este más cómodo.

-¿Tanto te gusta Claire?-Eva le miró por el rabillo del ojo luciendo una sonrisa pícara.

A Bill se le encendieron las mejillas mientras asentía.

-Sí. Es demasiado guapa y su sonrisa no la he visto nunca.

-Claro, porque la mía no la has visto ya que como soy una amargada…

-Lo siento-dijo seguido de una carcajada a la que Eva se unió de enseguida.

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Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D




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