BON: te quiero
Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...
-Gracias Amanda ;)
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Bienvenid@s!
Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)
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lunes, 22 de marzo de 2010
Capítulo 5.
-¿Qué tal?-preguntaba Gustav a la vez que sus dos compañeros gemelos se sentaban al lado de él y de Georg en la misma mesa de siempre de la cafetería a la hora del almuerzo.
-¿A qué no sabéis quien se ha peleado de nuevo?-Bill miró a su hermano por el rabillo del ojo-, pero eso no es ninguna novedad-todos posaron sus miradas a Bill para que contara la discusión.
-Tú mismo me dijiste que Eva se había pasado bastante con lo de decirle eso a su amiga-le reprochó.
-Pero es que tú te has pasado aún más. Parecéis niños chicos, tenéis diecinueve años, usad la cabeza por dios.
-¿Alguien se ha dado cuenta de qué no nos estamos enterando de nada?-Georg enarcaba una ceja y se señalaba a él y a Gustav que comía plácidamente pero sin despegar la oreja de la conversación.
Bill iba a hablar pero Tom no se resistió.
-El niñito ha ido a lo más bajo, hundirle la moral-señalizó esas palabras-. Le ha dicho que es una amargada y que si no es feliz que no haga que los demás tampoco lo sean-los demás pusieron los ojos en blanco.
-No me arrepiento de haberlo dicho, es cierto. Que yo recuerde jamás la he visto con un chico, siempre consumida a sus li…-cayó porque se dio cuenta que hacía lo mismo que él.
-Huy, huy amiguito. Si sois iguales-reía Georg.
-Creo… que me he pasado.
-¿En serio?-abrieron mucho los ojos.
-No empecéis con el sarcasmo por favor-pidió-. Quizás…no. Lo dicho está dicho.
-No le vas a pedir disculpas por tú orgullo-le delató su hermano y Bill lo ignoró-. Ahora mismo vas a pedirle disculpas-Tom se levantó y lo miró señalando para la puerta.
-No te comportes como mamá-frunció el ceño-. No pienso ir, ya le pediré disculpas en…otro momento. Te lo prometo-dijo finalmente ya que Tom no parecía muy convencido. Asintió con la cabeza y se volvió a sentar.
-Yo no digo nada pero… los que se pelean se desean-empezó a cantar Georg y en aquella mesa no se escuchaba otra cosa que risas menos las de Bill que murmuraba entre dientes que se callaran mientra le tiraba todo lo que pillaba.
***
En la habitación de Eva, su amiga le explicaba desde su cama lo que había echo en su clase y las cosas que harían en un futuro para poder aprobar la asignatura.
Eva asentía de vez en cuando mientras dejaba la mirada ausente hacia la ventana que la tenía al lado de su escritorio.
“Que tú seas una amargada y no sepas ser feliz no tienes derecho a que los demás sean como tú” las palabras de Bill no hacían otra cosa que resonar en su mente. De las barbaridades que aquel chico podría haberle dicho esa, sin duda había sido la peor y sabia porqué: el tenía razón. Nunca había tenido novio, quizás un ligue cada vez que iba a México de visita a ver a sus abuelos pero nunca se ha enamorado; había estado tan ensimismada en sus libros, con aprobar que no había conocido a ningún chico que es lo que todas a su edad hacen; incluso hasta hace poco su compañera había tenido una relación. Quizás Bill tuviera razón, y la idea de que ese ser podía tener la razón hacia que a Eva le consumiera más el odio que tenía hacia él.
-Eva-su amiga se dio cuenta que no le estaba prestando atención-. Y luego cogeré-decía mientras se levantaba y se ponía a su lado-, un cuchillo y me diré, ¿por qué no matar a alguien? Y se lo clavaré a quien me plazca, ¿te apetece?
-Si, claro.
-¡Eva!-la nombrada pegó un brinco.
-¿Qué?-puso los ojos en blanco.
-¡Qué te has apuntado conmigo a matar a gente!-frunció el ceño-. Que no me estás escuchando.
-Oh, lo siento-sonrió-. Oye, ¿crees que he perdido el tiempo en no salir con chicos?
-No me digas que te estabas comiendo la cabeza por lo que te ha dicho el estúpido de Bill-Eva no dijo nada, tan solo la miró para que le contestase-. Bueno-se encogió de hombros-, lo cierto es que…si-asentía-, ahora es cuando tienes que empezar a conocer gente y estás aquí encerrada con el tocho este de folios-señaló a sus piernas todas las noticias que le había pasado Bill.
-Bueno, esto ha sido culpa del niño este-dijo con desagrado. Se miró la hora y resopló-. Y ahora encima tengo que volver a verle la jeta-se lamentaba.
-Lo siento-le tocó la cara-. Ahora nos vemos-se dio la vuelta y se sentó en su escritorio a hacer sus cosas.
***
La clase ya había acabado, Bill y Eva ni se rozaron, no cruzaron si quiera miradas, nada de nada hasta el final de la clase.
El profesor Arnold los había reunidos, les irá a regañar por su comportamiento…
-Bueno, os he mandado a que estéis aquí porque antes se me había olvidado. Lo que sucede es que tengo algo para vosotros que sois lo que lleváis las noticias-abrieron bien las orejas-. Resulta que hay una noticia, bien importante que aún no ha sido resuelta y quiero que vosotros la busquéis y como buenos investigadores lo resolváis.
Eva pidió que no dijera que lo tenían que hacer juntos en su fuero interno.
-Sé que cada uno tiene un montón de papeles así que, quien lo encuentre se quedará para siempre con el puesto de jefe además de una grandiosa nota-los dos jóvenes le sonrieron y antes de que se marchara le dieron las gracias por regalarles esa oportunidad.
Se quedaron los dos solos en la estancia, ignorándose hasta que a Bill le llamó algo: la conciencia. Quería pedirle disculpas pero su enorme orgullo se lo impedía.
Veía como Eva recogía sus cosas y se marchaba. Bill dio unos pasos para seguirla o no. No, estaba claro que no iba a ir detrás de ella. Se tocó la nuca a la vez que suspiraba y clavó la mirada en una carpeta de color rosa que estaba tirada en el suelo; se acercó, se agachó y la cogió. Tenía curiosidad por saber lo que era.
Cuando lo abrió y leyó el titular abrió todo lo que pudo los ojos y la boca; miró para todos lados para ver si había alguien pero seguía solo.
Cogió una silla para sentarse y leer mejor. Decía que el profesor de química, Frank Helter, había sido acusado tiempo atrás por abusar de las alumnas y chantajearlas y lo dieron por inocente. Bill leyó más abajo: los padres de las chicas no daban crédito que podía haber sido nombrado inocente a pesar de los relatos de ellas mismas.
Terminó. Bill subió la mirada lentamente, asombrado. ¡Esa debería de ser la noticia! Se alegró más que nunca pero, un momento. Esta carpeta recuerda habérsela visto antes a Eva pero… la ha perdido así que Bill celebró dando un salto que iba a ser nombrado jefe además de tener un sobresaliente asegurado.
***
A Eva le faltaba poquito para llegar a su habitación pero notó de repente que aquella carpeta rosa que tanto le gustaba no estaba así que decidió dar marcha atrás. Cuando llegó a la clase se encontró a Bill dando saltos de alegría y éste cuando la vio, paró enseguida, avergonzado.
Eva se puso mano a la cabeza, sorprendida totalmente pero pasó de él y se limitó a buscar su carpeta.
Bill al ver que buscaba algo se llevó rápidamente la carpeta a su espalda.
-¿Qué buscas?-quiso asegurarse.
Eva dudó si responderle o no.
-Una carpeta rosa, ¿la has visto?-dijo con desgana.
-Mmm, ¿rosa?-frunció el ceño-. No-negó con la cabeza, no.
Eva resopló y sin querer, su mirada fue a la espalda de Bill y vio como algo rosa sobresalía de su espalda.
-¿Qué escondes?-dio un paso hacia él.
-¿Esconder? Nada.
Eva no se lo creyó y fue hacía él para quitarle lo que tenía, Bill se opuso y gritó:
-¡Dámelo ya!
Bill puso los ojos en blanco y se lo mostró.
-Es mi carpeta-mintió-. Yo también tenía una igual.
-Mentira-se la quitó y la abrió. Bill se maldijo a él mismo-. Esto…es-dijo asombrada-. Lo has leído y me lo quieres quitar, ¿verdad?
-Yoooo, ¿pero qué dices? Esto es mío-se lo quitó.
-Bill sabes que es mío-volvió a quitárselo. Así sucesivamente.
-¿Sabes qué?-dijo Bill cuando se la quitó por enésima vez-. A ver si me pillas-y antes de que Eva pudiera reaccionar Bill salió corriendo.
“Como un niño pequeño” pensó Eva pero aún así, ella no se iba a quedar quieta y salió en su busca.
Todos en el campus prestaban atención a aquellos dos que corrían por los pasillos gritándose cosas. A Eva le faltaba poco por pillarle y Bill apretó aún más.
Tom junto a sus dos amigos iban de camino a buscar a Bill, y vamos si lo encontró.
Bill no se dio cuenta y chocó contra su hermano tan fuerte que cayeron los dos al suelo, bien condolidos.
-¿¡Pero qué haces burro!?-le decía Tom.
-Esto es mío-Eva pasó rápidamente por su lado y cogió la carpeta.
-Mierda-Bill se levantó rápidamente y fue tras ella.
Georg ayudó a Tom a levantarse, los tres se miraron bien extrañados aunque poco les sorprendía que estuvieran aquellos dos nuevamente peleándose pero aún así, les siguieron por si deberían de llamar a la ambulancia.
Eva jadeaba ya, el corazón se le iba a salir por la garganta y por desgracia, Bill alargó su mano y lo volvió a coger.
No se quiso rendir por muy cansada que estuviera pero paró a tomar un poco el aire, respiró hondo dos veces y volvió detrás de él.
Bill ya no la veía pero aún así no dejó de correr por si acaso, ya le quedaba poco para llegar al despacho del profesor. Aminoró la marcha y se paró enfrente de la puerta para tocar, pero antes cogió aire.
-¡Es…mío!-escuchó de repente y rápidamente sintió un fuerte dolor en el brazo y en la cabeza.
Eva le había placado por la derecha y habían caído los dos al suelo con tan mala suerte que se golpeó la cabeza.
-Vale, vale. Tú ganas-decía él mientras se tocaba la cabeza.
-Es que es mío-explotó la chica.
Bill no se iba a dar por vencido.
-Mierda. Está en el otro edificio. Mira-le señaló por la ventana.
-¿Qué?-Eva, inocente se levantó y fue a mirar para ver si le veía aprovechándose Bill de la situación.
Torpemente cogió la carpeta y llamó al despacho del profesor y éste le abrió rápidamente.
-Aquí tiene-dijo Bill todo sonriente.
Eva no se lo pudo creer y ya no hizo nada más para retenerle. Tan solo le observaba perpleja.
Arnold cogió la carpeta, lo revisó y le sonrió plácidamente.
-El puesto es suyo-y volvió a cerrar la puerta.
Bill le dio las gracias y volvió a saltar de la alegría como había echo antes en la clase.
-¿Qué es todo esto Bill?-su hermano había llegado con Georg y Gustav.
-¡Qué tengo un sobresaliente y dirijo la oficina! ¿No es una alegría?-sus amigos se alegraron por él pero al oír a Eva, se le borraron la sonrisa por una mirada de reproche.
-Claro, debería de haber sido yo. Estaba en mi montón de papeles.
Bill no contestó.
-De verdad que te creía de todo pero no quitarme lo que me pertenece. Me das asco-después de decir eso se marchó y aguantó las lágrimas.
Se cruzó con su amiga que le preguntó pero no le contestó, miró a su izquierda y vio que Bill estaba ahí plantado, se acercó a él y Bill ya estaba sonriendo.
-¿Qué mierda te pasa con ella?
A Bill lo pilló de sopetón, pensó que le iba a decir cosas bonitas en un tono agradable.
-Deja en paz a mi amiga-le ordenó y después de eso se marchó.
-Pero yo…oye que yo…-no sabía que decirle, tan solo miraba como se marchaba y después se colocó las manos en la cabeza. Miró para atrás y se juntó con sus amigos.
-Vamos.
Sus amigos no se movieron y él se dio la vuelta y cuando vio sus rostros, puso los ojos en blanco.
-Has llegado lejos-dijo Georg pasando por su lado seguido de Gustav.
-Pero a ver…-quiso explicarse pero no puedo. Se giró y vio a su hermano pensando que él si le iba apoyar-. Tú me entiendes, ¿verdad?
-Era de ella, no tuyo. Atente a las consecuencias-y después de esa frase se marchó con sus amigos dejando a Bill solo.
-¿A qué no sabéis quien se ha peleado de nuevo?-Bill miró a su hermano por el rabillo del ojo-, pero eso no es ninguna novedad-todos posaron sus miradas a Bill para que contara la discusión.
-Tú mismo me dijiste que Eva se había pasado bastante con lo de decirle eso a su amiga-le reprochó.
-Pero es que tú te has pasado aún más. Parecéis niños chicos, tenéis diecinueve años, usad la cabeza por dios.
-¿Alguien se ha dado cuenta de qué no nos estamos enterando de nada?-Georg enarcaba una ceja y se señalaba a él y a Gustav que comía plácidamente pero sin despegar la oreja de la conversación.
Bill iba a hablar pero Tom no se resistió.
-El niñito ha ido a lo más bajo, hundirle la moral-señalizó esas palabras-. Le ha dicho que es una amargada y que si no es feliz que no haga que los demás tampoco lo sean-los demás pusieron los ojos en blanco.
-No me arrepiento de haberlo dicho, es cierto. Que yo recuerde jamás la he visto con un chico, siempre consumida a sus li…-cayó porque se dio cuenta que hacía lo mismo que él.
-Huy, huy amiguito. Si sois iguales-reía Georg.
-Creo… que me he pasado.
-¿En serio?-abrieron mucho los ojos.
-No empecéis con el sarcasmo por favor-pidió-. Quizás…no. Lo dicho está dicho.
-No le vas a pedir disculpas por tú orgullo-le delató su hermano y Bill lo ignoró-. Ahora mismo vas a pedirle disculpas-Tom se levantó y lo miró señalando para la puerta.
-No te comportes como mamá-frunció el ceño-. No pienso ir, ya le pediré disculpas en…otro momento. Te lo prometo-dijo finalmente ya que Tom no parecía muy convencido. Asintió con la cabeza y se volvió a sentar.
-Yo no digo nada pero… los que se pelean se desean-empezó a cantar Georg y en aquella mesa no se escuchaba otra cosa que risas menos las de Bill que murmuraba entre dientes que se callaran mientra le tiraba todo lo que pillaba.
***
En la habitación de Eva, su amiga le explicaba desde su cama lo que había echo en su clase y las cosas que harían en un futuro para poder aprobar la asignatura.
Eva asentía de vez en cuando mientras dejaba la mirada ausente hacia la ventana que la tenía al lado de su escritorio.
“Que tú seas una amargada y no sepas ser feliz no tienes derecho a que los demás sean como tú” las palabras de Bill no hacían otra cosa que resonar en su mente. De las barbaridades que aquel chico podría haberle dicho esa, sin duda había sido la peor y sabia porqué: el tenía razón. Nunca había tenido novio, quizás un ligue cada vez que iba a México de visita a ver a sus abuelos pero nunca se ha enamorado; había estado tan ensimismada en sus libros, con aprobar que no había conocido a ningún chico que es lo que todas a su edad hacen; incluso hasta hace poco su compañera había tenido una relación. Quizás Bill tuviera razón, y la idea de que ese ser podía tener la razón hacia que a Eva le consumiera más el odio que tenía hacia él.
-Eva-su amiga se dio cuenta que no le estaba prestando atención-. Y luego cogeré-decía mientras se levantaba y se ponía a su lado-, un cuchillo y me diré, ¿por qué no matar a alguien? Y se lo clavaré a quien me plazca, ¿te apetece?
-Si, claro.
-¡Eva!-la nombrada pegó un brinco.
-¿Qué?-puso los ojos en blanco.
-¡Qué te has apuntado conmigo a matar a gente!-frunció el ceño-. Que no me estás escuchando.
-Oh, lo siento-sonrió-. Oye, ¿crees que he perdido el tiempo en no salir con chicos?
-No me digas que te estabas comiendo la cabeza por lo que te ha dicho el estúpido de Bill-Eva no dijo nada, tan solo la miró para que le contestase-. Bueno-se encogió de hombros-, lo cierto es que…si-asentía-, ahora es cuando tienes que empezar a conocer gente y estás aquí encerrada con el tocho este de folios-señaló a sus piernas todas las noticias que le había pasado Bill.
-Bueno, esto ha sido culpa del niño este-dijo con desagrado. Se miró la hora y resopló-. Y ahora encima tengo que volver a verle la jeta-se lamentaba.
-Lo siento-le tocó la cara-. Ahora nos vemos-se dio la vuelta y se sentó en su escritorio a hacer sus cosas.
***
La clase ya había acabado, Bill y Eva ni se rozaron, no cruzaron si quiera miradas, nada de nada hasta el final de la clase.
El profesor Arnold los había reunidos, les irá a regañar por su comportamiento…
-Bueno, os he mandado a que estéis aquí porque antes se me había olvidado. Lo que sucede es que tengo algo para vosotros que sois lo que lleváis las noticias-abrieron bien las orejas-. Resulta que hay una noticia, bien importante que aún no ha sido resuelta y quiero que vosotros la busquéis y como buenos investigadores lo resolváis.
Eva pidió que no dijera que lo tenían que hacer juntos en su fuero interno.
-Sé que cada uno tiene un montón de papeles así que, quien lo encuentre se quedará para siempre con el puesto de jefe además de una grandiosa nota-los dos jóvenes le sonrieron y antes de que se marchara le dieron las gracias por regalarles esa oportunidad.
Se quedaron los dos solos en la estancia, ignorándose hasta que a Bill le llamó algo: la conciencia. Quería pedirle disculpas pero su enorme orgullo se lo impedía.
Veía como Eva recogía sus cosas y se marchaba. Bill dio unos pasos para seguirla o no. No, estaba claro que no iba a ir detrás de ella. Se tocó la nuca a la vez que suspiraba y clavó la mirada en una carpeta de color rosa que estaba tirada en el suelo; se acercó, se agachó y la cogió. Tenía curiosidad por saber lo que era.
Cuando lo abrió y leyó el titular abrió todo lo que pudo los ojos y la boca; miró para todos lados para ver si había alguien pero seguía solo.
Cogió una silla para sentarse y leer mejor. Decía que el profesor de química, Frank Helter, había sido acusado tiempo atrás por abusar de las alumnas y chantajearlas y lo dieron por inocente. Bill leyó más abajo: los padres de las chicas no daban crédito que podía haber sido nombrado inocente a pesar de los relatos de ellas mismas.
Terminó. Bill subió la mirada lentamente, asombrado. ¡Esa debería de ser la noticia! Se alegró más que nunca pero, un momento. Esta carpeta recuerda habérsela visto antes a Eva pero… la ha perdido así que Bill celebró dando un salto que iba a ser nombrado jefe además de tener un sobresaliente asegurado.
***
A Eva le faltaba poquito para llegar a su habitación pero notó de repente que aquella carpeta rosa que tanto le gustaba no estaba así que decidió dar marcha atrás. Cuando llegó a la clase se encontró a Bill dando saltos de alegría y éste cuando la vio, paró enseguida, avergonzado.
Eva se puso mano a la cabeza, sorprendida totalmente pero pasó de él y se limitó a buscar su carpeta.
Bill al ver que buscaba algo se llevó rápidamente la carpeta a su espalda.
-¿Qué buscas?-quiso asegurarse.
Eva dudó si responderle o no.
-Una carpeta rosa, ¿la has visto?-dijo con desgana.
-Mmm, ¿rosa?-frunció el ceño-. No-negó con la cabeza, no.
Eva resopló y sin querer, su mirada fue a la espalda de Bill y vio como algo rosa sobresalía de su espalda.
-¿Qué escondes?-dio un paso hacia él.
-¿Esconder? Nada.
Eva no se lo creyó y fue hacía él para quitarle lo que tenía, Bill se opuso y gritó:
-¡Dámelo ya!
Bill puso los ojos en blanco y se lo mostró.
-Es mi carpeta-mintió-. Yo también tenía una igual.
-Mentira-se la quitó y la abrió. Bill se maldijo a él mismo-. Esto…es-dijo asombrada-. Lo has leído y me lo quieres quitar, ¿verdad?
-Yoooo, ¿pero qué dices? Esto es mío-se lo quitó.
-Bill sabes que es mío-volvió a quitárselo. Así sucesivamente.
-¿Sabes qué?-dijo Bill cuando se la quitó por enésima vez-. A ver si me pillas-y antes de que Eva pudiera reaccionar Bill salió corriendo.
“Como un niño pequeño” pensó Eva pero aún así, ella no se iba a quedar quieta y salió en su busca.
Todos en el campus prestaban atención a aquellos dos que corrían por los pasillos gritándose cosas. A Eva le faltaba poco por pillarle y Bill apretó aún más.
Tom junto a sus dos amigos iban de camino a buscar a Bill, y vamos si lo encontró.
Bill no se dio cuenta y chocó contra su hermano tan fuerte que cayeron los dos al suelo, bien condolidos.
-¿¡Pero qué haces burro!?-le decía Tom.
-Esto es mío-Eva pasó rápidamente por su lado y cogió la carpeta.
-Mierda-Bill se levantó rápidamente y fue tras ella.
Georg ayudó a Tom a levantarse, los tres se miraron bien extrañados aunque poco les sorprendía que estuvieran aquellos dos nuevamente peleándose pero aún así, les siguieron por si deberían de llamar a la ambulancia.
Eva jadeaba ya, el corazón se le iba a salir por la garganta y por desgracia, Bill alargó su mano y lo volvió a coger.
No se quiso rendir por muy cansada que estuviera pero paró a tomar un poco el aire, respiró hondo dos veces y volvió detrás de él.
Bill ya no la veía pero aún así no dejó de correr por si acaso, ya le quedaba poco para llegar al despacho del profesor. Aminoró la marcha y se paró enfrente de la puerta para tocar, pero antes cogió aire.
-¡Es…mío!-escuchó de repente y rápidamente sintió un fuerte dolor en el brazo y en la cabeza.
Eva le había placado por la derecha y habían caído los dos al suelo con tan mala suerte que se golpeó la cabeza.
-Vale, vale. Tú ganas-decía él mientras se tocaba la cabeza.
-Es que es mío-explotó la chica.
Bill no se iba a dar por vencido.
-Mierda. Está en el otro edificio. Mira-le señaló por la ventana.
-¿Qué?-Eva, inocente se levantó y fue a mirar para ver si le veía aprovechándose Bill de la situación.
Torpemente cogió la carpeta y llamó al despacho del profesor y éste le abrió rápidamente.
-Aquí tiene-dijo Bill todo sonriente.
Eva no se lo pudo creer y ya no hizo nada más para retenerle. Tan solo le observaba perpleja.
Arnold cogió la carpeta, lo revisó y le sonrió plácidamente.
-El puesto es suyo-y volvió a cerrar la puerta.
Bill le dio las gracias y volvió a saltar de la alegría como había echo antes en la clase.
-¿Qué es todo esto Bill?-su hermano había llegado con Georg y Gustav.
-¡Qué tengo un sobresaliente y dirijo la oficina! ¿No es una alegría?-sus amigos se alegraron por él pero al oír a Eva, se le borraron la sonrisa por una mirada de reproche.
-Claro, debería de haber sido yo. Estaba en mi montón de papeles.
Bill no contestó.
-De verdad que te creía de todo pero no quitarme lo que me pertenece. Me das asco-después de decir eso se marchó y aguantó las lágrimas.
Se cruzó con su amiga que le preguntó pero no le contestó, miró a su izquierda y vio que Bill estaba ahí plantado, se acercó a él y Bill ya estaba sonriendo.
-¿Qué mierda te pasa con ella?
A Bill lo pilló de sopetón, pensó que le iba a decir cosas bonitas en un tono agradable.
-Deja en paz a mi amiga-le ordenó y después de eso se marchó.
-Pero yo…oye que yo…-no sabía que decirle, tan solo miraba como se marchaba y después se colocó las manos en la cabeza. Miró para atrás y se juntó con sus amigos.
-Vamos.
Sus amigos no se movieron y él se dio la vuelta y cuando vio sus rostros, puso los ojos en blanco.
-Has llegado lejos-dijo Georg pasando por su lado seguido de Gustav.
-Pero a ver…-quiso explicarse pero no puedo. Se giró y vio a su hermano pensando que él si le iba apoyar-. Tú me entiendes, ¿verdad?
-Era de ella, no tuyo. Atente a las consecuencias-y después de esa frase se marchó con sus amigos dejando a Bill solo.
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TSUPDOAA
Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D
Da click abajo para leer todos los capítulos ;)
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
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