BON: te quiero

Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...

-Gracias Amanda ;)



Bienvenid@s!

Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)

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martes, 30 de marzo de 2010

Capítulo 6. Libertad.

En este capítulo aparecen:


Me acerqué tímidamente y saludé a Rosa y a José Luis que comían de su postre el cual me ofrecieron, pero que yo rechacé. No me cabía nada más en el cuerpo.

-¿Qué ha pasado?-Óscar cogió una silla y la colocó al lado de la mía.

-Acabo de enterarme que mi padre es un racista-confesé sin tapujos. Los tres me miraron sin entender-. ¿Te acuerdas del chico nuevo?-me dirigí a Óscar.

Rosa y José Luis se dieron cuenta que no entenderían mucho y decidieron levantarse.

-Sí, el chico negro.

-Si hubieras escuchado lo que han dicho…-mi voz se quebró-. Sabes como tengo a mi padre, en un pedestal y ahora…

-Eh, eh. Tranquila-me abrazó-. Seguro que no ha sido para tanto.
-Óscar no los defiendas, él con Bill y Tom lo han dejado por los suelos. A Jeremy y a todos los de color, yo…-bajé la mirada, avergonzada-. Me siento frustada y estoy deseando ir y que papá me diga que lo que ha dicho era una broma, de muy mal gusto pero que no hablaba en serio. ¿Tú sabías que era así?-pregunté al no decirme nada.

-Bueno-respiró hondo-, yo sé que no le agrada mucho las personas que… digamos no son de la misma nacionalidad que el-abrí mucho los ojos-. Mira Giselle yo no soy quien para juzgar a tu padre, tienes que hablarlo con él.

-¡Giselle!-se escuchó la voz de mi padre.

-Ve, que has dejado a los invitados tirados-me cogió de las manos-. No te preocupes por nada y pásatelo bien esta noche.

-No pienso salir.

-¿Cómo qué no?

-¿Qué haces aquí?-todos nos giramos a ver a mi padre asomado por la puerta de la cocina-. Ven aquí.

Miré a Óscar que me guió con la mirada hacia papá. Me levanté a regañadientes.

-¿Siempre tienes que estar con ellos?-me dijo cuando estaba lo suficientemente cerca de él para que no le oyesen. Pensé mejor en no contestarle-. Giselle, tu comportamiento de antes ha sido… grotesco. ¿Por qué razón has echo eso delante de tu novio?

-Porque no aguantaba estar más tiempo escuchando esas cosas, papá. Me has sorprendido esta noche-le confesé sin poder mirarle a la cara.

-¿Por lo qué pienso de los que no son cómo nosotros?

-Son iguales que nosotros-repliqué.

-No quiero discutir esto contigo ahora Giselle. Tu novio y tus amigos te esperan para que te marches. Mañana, cuando se te pase lo que tengas, hablaremos con más calma.

Cuando papá me mira con esa mirada no puede haber otra replica, así que tuve que callarme como una niña tonta sintiéndome indefensa de no poder defender a Jeremy…

Papá me hizo un gesto para que le siguiera hacia el comedor donde al parecer, me esperaban todos.

Mamá se encontraba hablando con los gemelos mientras que mi hermana reía con Sara. Odiaba esta escena y cada vez me siento con más ganas de hacer absolutamente nada. No te sientes bien cuando estás descubriendo que quien te rodea son auténticos desconocidos.

-Giselle-dijo Bill con una sonrisa en su rostro. Era algo fingida-. Ya podemos irnos aunque es una pena, me lo estaba pasando en grande-miró a mis padres que estos correspondieron su asquerosa sonrisa.

-Estoy con mi hermano. Si lo hubiera sabido antes abriamos venido mucho antes, pero ahora, vendremos a menudo si no es molestia-añadió Tom.

-Molestia ninguna-coincidieron mis padres-, cuando querais y para la proxima vez, traed a Simone-apuntó mi padre.

¡Casi vomito! Me estaba pareciendo todo tan repulsivo, mi novio tan pelota… Sacudí la cabeza.

-¿Nos vamos?-Sara se incorporó.

-Ok, vámonos-Bill se dirigió hacia a mí-. ¿Ya se te ha ido la tontería?-me susurró entre dientes.

-¿Qué?-casi grité, incrédula.

-Coge tus cosas-me exigió.

-Vámonos, Giselle-Tom apareció detrás de Bill.
Encantada le hubiera contestado a Bill, a mi nadie me habla así y menos él que me estoy dando cuenta de como realmente es; y esas personas no me gustan nada.
Furiosa, cogí mi rebeca y mi pequeño bolso y sin despedirme de ninguno, salí por la puerta de mi casa la primera. Avancé unos pasos y me paré enfrente del pequeño banco que teníamos a la izquierda cruzándome de brazos; miré hacia la puerta y aún no salían. Maldita la hora en la que le hice caso a papá de invitarles…

-Hasta pronto-se despedía Bill.

-¿Te vas a tirar toda la noche allí?-tuve que gritarle.

-¿Qué es lo que te pasa?-hizo un gesto con las manos, pidiendo explicaciones, a la vez que venía hacia a mí-. Esta noches te estás quedando en la gloria bendita-replicó.

-¿Sabes qué? No pienso salir-le dije cuando estaba a un paso de mí-. Que os divirtáis-hice ademán de irme, pero Bill me agarró del brazo.

-Bill, tienes que controlar a tu noviecita-dijo Tom, burlándose.

-¿Por qué no te vas a la mierda?-exploté.

-Si, cállate. Esta no es tu pelea-me defendió Sara.

-¿Cómo dices?-Tom le dedicó una mirada de incredulidad, como siempre lo hace cuando Sara le contradice. Y la reacción de Sara siempre es la misma, callarse.

-Esto es de chiste-dejè caer mis brazos.

-Giselle-Bill me cogió de los brazos y me llevó apartada de los otros dos-. ¿Estás enfadada conmigo?-asentí, obviamente-. Pues hablemos tranquillamente en la discoteca, ¿de acuerdo? Después te acompañaré aquí si no stasi a gusto-esbozó una media sonrisa.

Por detalles como estos me enamoré de él, pero claro, no contaba con su lado borde y asqueroso que pensé que desapareció por completo.

-Está bien-suspiré.

Quiso cogerme de la mano, pero se la quité y no puso queja. Después, bajamos para pedir un taxi; yo me senté de copiloto.

Al dejarnos enfrente de la discoteca Nilo, Tom fue directo a entrar con Sara detrás de perrito faldero.

-¿Vamos?-Bill me señaló dentro al ver que quedé parada.

-¿No íbamos a hablar?-me crucé de brazos, muy enfadada.

-De acuerdo-reprimió un suspiro y caminó hacia un pequeño coche para apoyarse. Le seguí-. ¿Qué me quieres reprochar?-vaciló.

-Para empezar, ¿desde cuándo eres racista?

-¿Cómo?-echó una pequeña carcajada-. Todo esto es por el negro este, ¿no? Cómo se llama…

-Jeremy-contesté-. Y no es por él, es por todos. Me sorprende que tenga esos pensamientos en mente, ¡por Dios Bill, ¿puedes recordar las palabras que habéis dicho en la mesa?!

-¿Qué problema hay?-exclamó-. Seguro que si estuviéramos hablando de otro no te importaría-se incorporó-. Porque Jeremy te gusta, ¡te gusta!-puse los ojos en blanco, interrogativos-. ¿Qué cómo lo sé? Suerte que tengo un hermano cuya novia le cuenta todo-Sara, todo lo que le conté…-. ¿Y encima eres tú quien se enfada conmigo cuándo eres tú quien le va diciendo a sus amigas que siente cosas por un desconocido que ni sintió por quien es su novio?

-Bueno-miré para abajo, avergonzada-. No es solo por eso, también por como me has hablado-sí, lo sé; me estoy echando atrás y no estoy reconociendo que en verdad me está empezando a gustar Jeremy.

-Dime una cosa, ¿me vas a dejar por él?
-Bill, dime que tu lado de macarra al que odié una vez no vuelve a estar en ti. Quiero que me digas que lo que has dicho en la mesa solo ha sido por coincidir con mi padre-soltó una carcajada.

-De acuerdo, lo que tu quieras. Ahora-me cogió de la cintura y me llevó hacia él-demuéstrame que me quieres. Es lo que te pido-me besó el cuello. Cerré los ojos, que me besara el cuello hacia que me perdiera entre la satisfacción-. Hagámoslo-susurró bajando sus manos introduciéndolas por debajo de mi vestido.

-¡No!-reaccioné empujándole-. ¿No quedamos en qué esperaríamos el momento?

-Estoy cansado de esperar el momento. Mira, te quiero, me quieres, ¿qué problema hay?-volvió acercarse a mí para tocar mi punto débil: el cuello.

-¡Qué no!-volví a separarme-. ¿Qué necesidad tienes? Puedes esperar un poco más, eres virgen al igual que yo y…-resopló, cosa que me interesó-. ¿Por qué resoplas?

-¿Qué?-me miró nervioso-. Ha sido sin querer-vaciló.

Si algo sé de Bill es que cuando miente o esta en un aprieto su pierna izquierda, inconscientemente, se mueve.

Entonces, empecé a pensar; ha resoplado cuando he mencionado que los dos todavía no habíamos mantenido relaciones…y si no me equivoco quiere decir que…

-Me has engañado, me has puesto los cuernos, ¿verdad?

-No-dijo rápidamente, más nervioso aún.

-Me los has puesto-lo cogí de la barbilla y lo obliqué a mirarme a los ojos. No dijo nada-. Por eso me llamas todos los sábados-caí en la cuenta-. Te sientes culpable-reí-. Eres patético-retrocedí, posando mi mano en la frente.

Bill seguía con su mirada clavada en el suelo. No sabía como sentirme, si desdichada o… libre.

-Te has dejado engañar por Tom-sacudi la cabeza-. Hemos terminado-me di media vuelta.

-No seas tonta Giselle, solo ha sido un par de veces. Soy un hombre y tengo necesidades-gritó.

-Eres un hombre y eres idiota-me paré mirándole-. Ahora te vas con tu zorrita y de mi te olvidas. Adiós-le despedí con la mano y seguì con mi camino.

-A tu padre no le gustará. Tu te lo pierdes-siguió gritando. Le ignoré completamente.

A pesar de que es un completo imbécil con todas las letras, parte de mí se sentía ridícula; lo había querido durante casi dos años, pensé que siempre iba a ser él y ahora, soy una cornuda.

Pero, lo que me alegra es que no estoy atada a Bill y ahora si puedo decir que Jeremy me gusta y estoy deseando que sea lunes para volver a verle.

Doblé una esquina y vi a lo lejos que había alguien con una capucha botando una pelota de baloncesto. Lo que me faltaba…

Cualquier chica temería pasar por una calle donde no había nadie más que ese chico, porque lo parecía por sus andares, y yo; una chica indefensa de dieciséis años y tenía que pasar por esta calle obligatoriamente.

Respiré hondo y aceleré el paso al igual que mi corazón iba acelerado.

Justo cuando lo adelanté un poco se me escurrió el bolso de entre mis manos y me… mordí la lengua. Paré un poco nerviosa, tendría que recogerlo y si no me daba prisa aquel desconocido podría ser un ladrón y… No pensé más y fui a cogerlo rápidamente.
Cuando me di la vuelta ya se habia agachado para recogerlo, conserve su mano y gracias al farol que había encima nuestra pude riconoscer que su tono de piel no era como la mía.

-¿A dónde vas tan deprisa?-cogió el bolso y se levantó ofreciéndomelo. Ahora, se me paró el corazón.

-Jeremy-dije entre una risa nerviosa y de alivio.

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Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D




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