BON: te quiero

Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...

-Gracias Amanda ;)



Bienvenid@s!

Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)

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lunes, 29 de marzo de 2010

Capítulo 4. Ruffini.

En este capítulo aparecen:





-¿Voy a buscarte?-me preguntó Bill que estaba al teléfono.

-¿Y dónde iremos?-pregunté con desgana, tirándome a la cama.

-Georg nos ha invitado a su casa a jugar a la play o a ver unas pelis.

-No sé…

-Venga ven. Si no tienes que estudiar. Quiero estar contigo-me pidió.

-De acuerdo-contesté después de varios segundos pensando.

-Dentro de diez minutos estoy en tu casa. Te quiero.

-Y yo a ti-colgué y dejé caer mi brazo fuera de la cama.

Me levanté y arrastrando mis pies fui al servicio a lavarme los dientes y la cara.

Como solo íbamos a estar en casa de Georg, no me arreglé mucho; cogí mi chaqueta y el bolso y bajé las escaleras.

-Rosa-busqué a la sirvienta.

-Dígame-apareció trás de mi.

-Voy con Bill. ¿Se lo dices a mis padres?

-Por supuesto, no se preocupe señorita-tocaron el timbre e hizo ademán de ir a abrir.

-No vayas, si es Bill. Hasta luego-fui hacia la puerta.

Cuando la abrí me encontré con la sonrisa de mi novio y detrás de él, su hermano con Sara abrazados.

-Hola-me cogió de la cintura y me llevó hacia él para besarme.

-Vamos-le sonreí.

Nos cogimos de la mano y fuimos a pedir un taxi.

Una vez en casa de Georg, jugamos unas partidas a la play y después nos pusimos a ver una película.

Como es de costumbre siempre que hacemos esto, Tom y Sara empiezan a enrrollarse cuando no le interesa la película a Tom. Y si vemos que Georg tiene compañia, como en este caso es Gustav, Bill y yo hacemos lo mismo. Y es lo que estamos haciendo en este instante; no puedo dejar de besarle. Me encanta el sabor de sus labios, porque no he tenido oportunidad de probar otros…

***

A la mañana siguiente me levanté hiperactiva. Quería llegar ya a esa clase de matemáticas, quería seguir hablando con él, conocerle mejor…

Dejé a Bill en su clase de informática y fui con Georg y Gustav a nuestra clase. Isidro aún no había llegado y me entró una cosa en el estómago cuando vi a Jeremy, recostado al lado de mi sitio ojeando un libro.

-Hola-me senté de golpe y se pegó un susto-. Lo siento, no quería asustarte-sonreí.

-No pasa nada-me devolvió la sonrisa, un poco floja.

-¿Qué tal ayer? ¿Conoces a alguien más?-quise saber.

-No salí de mi casa y, no. Aparte de ti, Georg y Gustav no he hablado con nadie más.

-¿Te pasa algo? Te noto, ¿enfadado?

-¿Qué?-alzó las cejas y se incorporó-. No, que va-sacudió la cabeza y sonrió dulcemente-. Perdón.

-¿Y qué vas hacer este fin de semana?-me atreví a preguntar.

-¿Eh?-le pilló por sorpresa.

-Digo que si no tienes que hacer nada este fin de semana, Georg, Gustav y yo podemos enseñarte la ciudad-dije nerviosa esperando su respuesta.

-Oh, muchas gracias-tartamudeó-. Ya había quedado con mis padres para hacer eso.

-Mmm-intenté no notar decepcionada.

-Aunque muchas gracias. De todos modos no querría separarte de tu novio-noté un poco de sorna.

Claro, ayer al salir me vería con Bill.

-Por eso no te preocupes. Seguro que por unas horas no le importaría estar solo.

-Buenos días-Isidro entró y se formó un alboroto en el aula cuando los demás se sentaron.

-No quiero arriesgarme ya que, se dice por aquí que nadie se atreve a meterse con los gemelos…-miró para arriba-… no me acuerdo el apellido.

-¿No hablas con nadie y de eso si te enteras?

-Podéis callaros-pidió Isidro.

-Lo escuché por casualidad-sonrió satisfecho-. ¿Es cierto?-preguntó al ver que no decía nada.

La verdad es que si no me puse con Bill mucho antes era por eso, no entendía porque ser tan borde y meterse con todo el mundo. Vale que eran los populares, que todo el mundo quería ir con ellos, pero no llegar a esos extremos. Después ya me demostró que cambió y que podía ganarse mi corazón. ¿Se lo ha ganado?

-Eso era antes-contesté, firme.

-Bien, necesito silencio para explicaros una cosa-dijo Isidro, poniéndose en pie frente a la clase-. Voy a ayudaros. Como sé que el señor Ruffini no se os da muy bien, haréis un trabajo que se sumará a la nota de examen. ¿Os parece?-todos asentimos-. Pues bien, quiero grupos de cuatro o de cinco. ¡Ya!

-¿Nos ponemos juntos?-dije.

-Claro-me contestó con una grata sonrisa que me encantó.

-Giselle-sentí detrás. Era Georg.

-Venid tu y Gustav-le hice señas-. Ya somos cuatro-me dirigí a Jeremy.

Georg y Gustav cogieron dos sillas y las colocaron al lado de nuestras mesas esperando a que Isidro nos contara de que iba el trabajo. Como vimos que se quedó hablando con un grupo, Gustav aprovechó para sacar tema.

-Como estamos-dijo Gustav bufando.

-¿Qué tal ayer Jeremy?-quiso saber Georg.

-Como le he dicho antes a Giselle, no conozco a nadie más que a vosotros-ensanchó su sonrisa.

-Con el tiempo serás amigos de todos-le animó Gustav.

-Oye, ¿y qué haces este fin de semana?-preguntó Georg, con cara de idea.

-Oh, no cuentes con él. Yo ya le ofrecido que fueramos los tres a hacerle un tour por Valencia, pero ya se va con sus padres-chasqué la lengua.

-Mmm eso está bien.

-Que mejor que irse con su familia que con tres desconocidos-Gustav alzó las cejas.

-La verdad es que sí, además tampoco me caeis tan bien-Jeremy se encogió de hombros, muy serio que hasta nos lo creímos.

Los tres lo miramos con los ojos en blanco, y a mi casi se me para el corazón. Lo dijo tan serio…

-Es broma-se echó a reir-. Vaya aquí no hay mucho humor al parecer-frunció el ceño.

-No es eso-quiso arreglarlo Georg.

-Bien-Isidro ojeó el libro-. Cada grupo hará un apartado, lo echaremos a suertes. Después tenéis que explicarlo y hacer los ejercicios correspondientes; si uno no entiende una cosa, para algo os he puesto en grupo. Os ayudaréis mutuamente-sonrió.

-¿Para cuándo sería?-pregunté.

-Dentro de dos semanas, la semana que viene os diré que día-dijo entretenido en recortar los papelitos-. Así no lo haceis el último día-todos protestamos-. ¡Eh! Nos callamos.

Nos estiró los brazos con unos cuantos papelitos en las palmas de sus manos, nosotros sacamos el apartado número tres, así que nos tocó la peor cosa que me podría tocar: Ruffini.

-¿No podemos cambiarlo?

-¿Se te da mal?-preguntó Jeremy. Asentí, con pena-. Pues es una de las cosas que se me dan bastante bien. Puedo ayudarte.

-Difícil-resopló Gustav-. Es muy cabezona-confesó. Le eché una mirada amenazadora.

-Como quieras entonces-se apoyó en el respaldo de la silla.

-Primero quiero ver como me las arreglo yo solita, si veo que no se me da mejor os pediré ayuda.

-¿Y eso?-dijeron Georg y Gustav, al unísono.

La verdad es que no me sorprende que se pongan así, nunca he aceptado ayuda de nadie y he de ser sincera; ahora que ha dicho Jeremy que se le da bastante bien…

-Tienes un don-le dijo Georg a Jeremy. Éste sonrió mientras que yo me sonrojaba.

-¿Cuándo quedaremos?-quiso saber Gustav.

-Sabéis que mis padres casi nunca están. Cuando queráis empezamos-se ofreció Georg.

-Me parece bien. A ti ya te diremos la dirección-Gustav se dirigió a Jeremy y a este le pareció bien.

El timbre sonó y lo maldije a más no poder.

-Bueno-dije levantándome-. Nos vemos el lunes. Que te diviertas este finde-me puse el asa de la mochila en mi hombro.

-Igualmente-me sonrió y se dio media vuelta.

Mariposas volaron dentro de mi, era tan guapo…

***

Por suerte, las horas se me pasaron volando y ya estaba en mi casa aunque deseaba que fuese lunes o salir a la calle y encontrármelo por casualidad. Si supiese donde vive…

Ya habíamos comido; Elia se fue con una amiga, mamá con Marta y papá y yo nos quedamos en casa. Bill tenía cosas que hacer, como todos los viernes, así que, no saldría en toda la tarde.

-Hola señor de la casa-puse voz grave acercándome a él por detrás-. ¿Qué haces?

-Nada, tu padre está arto de papeles-me besó en la mano.

La verdad, idolatraba a mi padre; era el único hombre más importante de mi vida. Siempre me ha protegido, siempre ha querido lo mejor para mi, siempre ha confiado en mí y no he echo nada para que eso deje de pasar; jamás haría algo que le defraudase. Me hundiría.

-¿Qué tal el instituto?-dejó de mirar sus papeles para como siempre, preocuparse por mis cosas. Me senté en la silla frente a él.

-Nos han puesto un trabajo, a mi me ha tocado hacer de Ruffini-hice una mueca.

-Te saldrá bien-sonrió-. Bueno, ¿y qué vas hacer mañana por la noche? ¿Saldrás a la discoteca de nuevo?

-Supongo-me encogí de hombros-. ¿Por qué?

-Me gustaría que cenárais aquí; tu, Bill, Sara y Tom. Después podéis iros.

-Me parece una buena idea, ¿cómo se te ha ocurrido?

-Pensé que iba siendo buen momento de conocer al novio de mi hija después de casi dos años juntos-sonreí-. ¿Vas bien con él?

-Sí-dije dubitativa, lo cual me sorprendió.

-Me alegro. Oye, ¿sigue maquillándose?

-Papá-repliqué-. Le gusta ser así, no es nada de que se sienta mujer. Ya lo hablamos.

-Lo siento. Es que estas modas de ahora no las entiendo-reímos-. Bueno hija, tengo que seguir con esto.

-Claro-me levanté y besé su mejilla.

-¿Queréis algo?-despegué la vista del diario y la dirigí a la azafata que me sonreía amablemente.

-¿Qué?

-Si querías algo-desvió la mirada a mi madre y la imité. Estaba dormida.

-No, gracias. Más tarde-le devolví la sonrisa.

-Como quieras, ¿estás bien?

-Sí. Gracias-me dedicó una sonrisa más y se marchó.

Volví a dirigir la mirada hacia mi madre que seguía durmiendo tranquilamente. La rocé y estaba fría, así que cogí su chaqueta y se la puse por encima.

Miré por la ventanilla y ya estaba oscureciendo. ¿Cuánto tiempo llevaba leyendo y en vuelo?

Me remangé la manga para ver el reloj y me sorprendí de la hora que era; ¡tan solo había pasado media hora!

No me encontraba cansado. Suspiré y pasé página para continuar por donde me quedé.

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TSUPDOAA

Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D




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