BON: te quiero
Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...
-Gracias Amanda ;)
-Gracias Amanda ;)
Bienvenid@s!
Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)
Links Tokio Hotel
VISITAS FICS THU
Comenta
lunes, 22 de marzo de 2010
Capítulo 3.
El profesor se estaba retardando y mientras Eva aprovechó para ganarse la confianza de las demás chicas de la clase mientras tanto, Bill y su hermano hablaban tranquilamente bien alejados de ella.
-Bien, podéis sentaros.
Un hombre de unos cuarenta y poco años acababa de dejar su maletín en la mesa y acto seguido se apoyó en la mesa para dirigirse a sus alumnos. Todos se sentaron y analizaron al profesor: no muy alto ni delgado además de que, por su vestuario se notaba que el hombre estaba chapado a la antigua por no reconocer que los años pasan y eso, se lo delataban sus gafas.
-Siento haber llegado tan tarde-se frotó las manos-. Me llamo Arnold Schulze y os voy a impartir las clases más importantes del mundo del periodismo. Antes que nada sabéis que estáis en la universidad y que ningún profesor va a ir detrás vuestra para pediros los deberes y mucho menos llamará a papá y a mamá para que vea vuestro rendimiento escolar-aquello último hizo estallar a la clase entera en carcajadas. Ya se había ganado a la mitad de la clase-. Voy a ser breve ya que…-miró su reloj-, no nos queda mucho tiempo.
>>Mañana bien temprano tenemos la próxima clase, vais a trabajar conmigo en el periódico del campus y más os vale que salga bien porque no he fallado en los cinco años que llevo trabajando aquí y supongo que eso es todo. Podéis marcharos.
“Genial” pensaron todos.
El aula se iba vaciando, los primeros en salir fueron los gemelos que decidieron ir de inmediato a la habitación de sus compañeros. Se suponía que para preguntarles como les había ido su primera clase pero Bill sabía perfectamente a lo que iba y sobre todo rezaba por no encontrarse con Eva de nuevo.
-¿Se puede?-Tom abrió la puerta y se sentó en la cama.
-Claro, tú como Pedro por su casa-dijo Georg con sorna mientras se separaba de su escritorio.
-¿Qué tal tío?-le decía Bill dándole una palmada en la espalda-. ¿Cómo os ha ido? ¿Dónde está Gustav?-preguntó mirando la habitación.
-Bien, más o menos y ha ido a por unos refrescos porque intuía que ibais a venir por aquí-les apuntó con su bolígrafo y después se lo colocó en la oreja.
-Este es nuestro chico-sonreía Tom.
-¿Y a vosotros cómo se os ha dado investigadores?
-Genial. Nuestro profesor se nota que es un tío que mola, ha llegado tarde nos ha soltado un discursito y se ha largado-contaba entusiasmado Tom-. Pero lo mejor de todo-levantó las piernas para colocarse mejor enfrente de Georg-, es que Eva va con nosotros.
-¡Oh Tom!-se quejaba Bill y bajó los hombros-. No me lo recuerdes.
-¿Qué?-soltó una gran carcajada-. Lo vuestro es cosa del destino-seguía riéndose.
-Por favor-Bill ponía cara de disgusto-, no empecemos con tus bromitas. No tienen gracia.
Tom escuchaba la conversación mientras se volvía a tumbar en la cama del que se había ido a por unos refrescos.
-No es una broma-le miraba fijamente a los ojos-. Ponte a pensar, al principio os llevábais bien además de que nos confesaste que la chica te gustó-Bill cerró los ojos para olvidar ese recuerdo-, si no discutís os morís y habéis coincidido en una de las miles de universidades de Berlín y encima os vais a tirar por lo mismo. ¿Casualidad?-alzó las manos-, yo creo que no-las dejó caer.
Bill repasaba la teoría de Georg mientras iba de un lado para otro. “¡No!” pensó. “¿Pero en qué estaría pensando? Jamás de los jamases podría gustarle una persona como Eva” volvió a pensar hasta que le dieron un portazo en toda la cabeza.
-¡Bill! ¿Qué haces detrás de la puerta?-Gustav asomaba su cabeza y Bill se tocaba la suya bien dolido.
-Esperar a que me dieras un portazo, ¡no te jode!-contestó yéndose al lado de su hermano aún tocándose la cabeza.
-¿Qué has traído?-preguntó Georg.
-Coca cola-se la tiró a cada uno-, no había otra cosa. ¿De qué hablabais?-les dirigió una mirada divertida mientras se sentaba en la cama de su compañero y abría su lata para metérsela en la boca al igual que los demás.
-Nada, comentábamos que Bill y Eva están destinados a estar juntos-comentó Georg.
-¡Para!-dijo Bill tosiendo porque se le fue la bebida por el otro lado al oír eso de nuevo.
-¿Por qué, qué ocurre?-se le curvaron los labios en una media sonrisa y miró a sus amigos para que se lo explicasen.
-Resulta que Eva-comenzó Tom-, va a estudiar lo mismo que nosotros-y acto seguido se llevó su coca cola a la boca.
-Esto promete-reía-. Seguro que no te aburrirás en las clases-miraba a Tom y estos comenzaron a reírse y Bill chasqueaba su lengua de rabia.
-Yo sigo diciendo que Eva es una buena vía para que conozcas a la rubia-confesó su hermano.
-Ni hablar-se levantó furioso-. Yo solo podré, no he necesitado ayuda con ninguna chica para salir con ella.
-¿Hace cuánto qué no sales con una?-le recordaba Tom enarcando una ceja.
-Pero ha sido porque yo no he querido-se defendió-. Podía haber tenido más que tú y eso lo sabes-Tom sacudía la cabeza.
-Pues ya me dirás tú que vas hacer para conocerla-añadió Georg.
-Tiempo al tiempo. Solo eso-sonreía satisfecho.
Pero tiempo al tiempo y sus amigos ya se estaban cansando. Habían pasado semanas y Bill solo sabía mirarla a escondidas y a veces, cuando se la encontraba de frente se quedaba prácticamente embobado sin poder si quiera respirar.
Lo que si se le daba bien era meterse con Eva, ella también era la principal causa de que apenas se pudiera acercar, siempre se la llevaba de al lado de este puesto que, como ya dije, estaban dispuestos hacer cualquier cosa para fastidiarse el uno al otro.
Pero un día llegó a ser el definitivo. Estaban sentados en la cafetería y todos estaban al acecho de ella.
-Si no vas tú voy yo, y sabes que no me corto ni un pelo-le reprochaba su hermano.
-Vale, vale. No me agobiéis.
-¿Agobiarte?-se quejaron todos-. Llevas semanas espiándola y maldecir a Eva porque la usas como excusa de que no te puedas acercar-Gustav explotó.
-Sabes que no tienes razón-Bill achinó su mirada-. Eva siempre está en medio.
-¿Y cuándo te quedas embobado también?-alzó una ceja.
Bill abrió la boca pero no supo que decirle, miró para otro lado pensando en que contestarle.
-A lo mejor es bruja-todos lo miraron por el rabillo del ojo y sacudieron la cabeza-. Vale, esa no es una posibilidad pero os lo juro, siempre la coge cuando estoy dispuesto a acercarme a ella-se lamentaba.
-Pues ahora tienes una muy buena oportunidad, oí por casualidad que Eva tenía que estar estudiando y no iba a parar a comer.
-¿Cómo lo sabes?-Bill le preguntó a Tom.
-No se-se encogió de hombros y miró a uno por uno-, me gusta escuchar hablar a las chicas. Casi siempre hablan de mí-rió pícaro.
-Eres de lo que no hay-le decían todos.
Bill dio la espalda a sus amigos, miró detenidamente a la rubia y se lo pensó muy bien dos veces si acercarse o no. Se mordió el labio inferior y su pierna izquierda no dejaba de temblarle.
-Allá voy-se puso en pie y se iba acercando a su mente lentamente.
Sus amigos desde atrás le daban ánimos y no paraban de dar palmas y hacer tonterías cosa que causó que la gente se detuviese en ellos.
Bill estaba bien contento, su sonrisa se le ensanchó y su corazón no dejaba de latirle; iba a hablar con ella y eso empezaría una bonita amistad para después ser algo más. Él ya se lo estaba imaginando, cogidos de la mano por el campus y callando bocas a quien subestimara a Bill y eso incluía a Eva que le daría con un canto en los dientes cuando descubriera que su compañera se muere por los huesos de este.
Abrió la boca para que le saliese la palabra “hola” pero, se quedó pillado.
Su hermano y los demás se quedaron mirándose unos a otros con el ceño fruncido al verle así. Tom además sacudió la cabeza y bufó, “ya la ha cagado” murmuró.
La chica estaba atareada en sus deberes cuando notó la presencia de alguien enfrente de ella. Poco a poco subió la mirada y cuando se encontró a aquel chico que tanto le llamaba la atención pero que tan solo se habían intercambiado miradas se puso algo nerviosa. Pero de pronto se le pasaron las palabras de su amiga Eva por la cabeza.
-¿Querías… algo?-preguntó amablemente.
Bill abrió mucho los ojos, siempre estaba pensando en este momento en el que empezaran una conversación pero se quedó en blanco y sabía que se estaba comportando como un auténtico estúpido. Ya estaba quedando mal y era un muy mal principio para aquella bonita amistad.
No hacía otra cosa que abrir la boca y cerrarla, tenía tantas cosas en la cabeza para decirle que no le salió ninguna y la chica se estaba empezando a cansar y a preguntarse si era este chico por el cuál casi pierde la cabeza…
-¿Qué tal?-Bill cerró los ojos para no darse la vuelta y pegarle un puñetazo a su hermano que se acababa de poner a su lado con su espectacular sonrisa. Le había fastidiado, estaba apunto de decirle hola pero él, el asqueroso que nació diez minutos antes lo había estropeado.
Se mordió mucho los labios y lo miró con una muy, muy mala mirada. La peor que podía esperarse.
-Me llamo Tom y, no se-se encogió de hombros-. He visto a mi hermanito estancado y digo, ¿por qué no ayudarle?-rió y Bill lo imitó con burla.
-Si, no sabes cuanto te lo agradezco Tom-ni lo miró y rápidamente cruzó miradas con ella y sacó la mejor de sus sonrisas-. Yo me llamo Bill y, perdona por lo de antes es que… no suelo hablar mucho con chicas-ella le devolvió la sonrisa.
-Por no decir nunca-su hermano quiso hacer la gracia pero solo consiguió reírse él solo y ganarse otra mirada de su hermano pequeño.
-Es decir-Bill quiso arreglarlo-, no hablo con las chicas por que hay pocas…-suspiró-, que me gustan-Tom miró a su hermano con los ojos en blanco y a Bill se le encendieron las mejillas al escuchar eso salir de sus labios. No se lo creía y ahora se esperaba a que ella bajara la mirada avergonzada y luego le dijera:”tú a mi también me gustas” pero, bajó rápidamente de las nubes al oír su contestación.
-Es… muy bonito-Bill creyó tener una oportunidad porque si es cierto que bajó la mirada-, pero es que, no me dejan hablar contigo.
-¿Qué?-dijeron los gemelos al unísono.
-Es que…-ella los miró a los dos-, mi compañera, Eva-Bill hizo una mueca al escuchar su nombre-, me ha contado cosas de ti-le señaló a él-, que… no han terminado de gustarme porque dice que os conocéis desde hace ya, ¿verdad?
-Si pero, no tienes que hacerle caso. Ella me tiene manía, nos llevamos desde que tengo uso de memoria fatal pero no por ello tengo que caerte mal a ti además de que, no es tú madre para decirte con quien debes hablar o no-soltó un soplido al decir esto último.
-Ya pero-recogía sus cosas y se ponía en pie delante de ellos-, es mi mejor amiga. Y hago caso a las advertencias de mis mejores amigas porque, ya antes lo he pasado mal. Me llamaste la atención, en serio pero…-se encogió de hombros-. Encantada de conoceros-y se marchó no sin antes dedicarles aquella sonrisa que hacía que cualquier chico perdiera la noción.
Hubo un largo silencio. Se habían quedado sin palabras y a Bill le estaba creciendo una bola de odio en su estómago que tardaría poco en explotar.
-Aquí-Tom se acercó a él-, Eva se ha pasado veinte pueblos.
-Bien, podéis sentaros.
Un hombre de unos cuarenta y poco años acababa de dejar su maletín en la mesa y acto seguido se apoyó en la mesa para dirigirse a sus alumnos. Todos se sentaron y analizaron al profesor: no muy alto ni delgado además de que, por su vestuario se notaba que el hombre estaba chapado a la antigua por no reconocer que los años pasan y eso, se lo delataban sus gafas.
-Siento haber llegado tan tarde-se frotó las manos-. Me llamo Arnold Schulze y os voy a impartir las clases más importantes del mundo del periodismo. Antes que nada sabéis que estáis en la universidad y que ningún profesor va a ir detrás vuestra para pediros los deberes y mucho menos llamará a papá y a mamá para que vea vuestro rendimiento escolar-aquello último hizo estallar a la clase entera en carcajadas. Ya se había ganado a la mitad de la clase-. Voy a ser breve ya que…-miró su reloj-, no nos queda mucho tiempo.
>>Mañana bien temprano tenemos la próxima clase, vais a trabajar conmigo en el periódico del campus y más os vale que salga bien porque no he fallado en los cinco años que llevo trabajando aquí y supongo que eso es todo. Podéis marcharos.
“Genial” pensaron todos.
El aula se iba vaciando, los primeros en salir fueron los gemelos que decidieron ir de inmediato a la habitación de sus compañeros. Se suponía que para preguntarles como les había ido su primera clase pero Bill sabía perfectamente a lo que iba y sobre todo rezaba por no encontrarse con Eva de nuevo.
-¿Se puede?-Tom abrió la puerta y se sentó en la cama.
-Claro, tú como Pedro por su casa-dijo Georg con sorna mientras se separaba de su escritorio.
-¿Qué tal tío?-le decía Bill dándole una palmada en la espalda-. ¿Cómo os ha ido? ¿Dónde está Gustav?-preguntó mirando la habitación.
-Bien, más o menos y ha ido a por unos refrescos porque intuía que ibais a venir por aquí-les apuntó con su bolígrafo y después se lo colocó en la oreja.
-Este es nuestro chico-sonreía Tom.
-¿Y a vosotros cómo se os ha dado investigadores?
-Genial. Nuestro profesor se nota que es un tío que mola, ha llegado tarde nos ha soltado un discursito y se ha largado-contaba entusiasmado Tom-. Pero lo mejor de todo-levantó las piernas para colocarse mejor enfrente de Georg-, es que Eva va con nosotros.
-¡Oh Tom!-se quejaba Bill y bajó los hombros-. No me lo recuerdes.
-¿Qué?-soltó una gran carcajada-. Lo vuestro es cosa del destino-seguía riéndose.
-Por favor-Bill ponía cara de disgusto-, no empecemos con tus bromitas. No tienen gracia.
Tom escuchaba la conversación mientras se volvía a tumbar en la cama del que se había ido a por unos refrescos.
-No es una broma-le miraba fijamente a los ojos-. Ponte a pensar, al principio os llevábais bien además de que nos confesaste que la chica te gustó-Bill cerró los ojos para olvidar ese recuerdo-, si no discutís os morís y habéis coincidido en una de las miles de universidades de Berlín y encima os vais a tirar por lo mismo. ¿Casualidad?-alzó las manos-, yo creo que no-las dejó caer.
Bill repasaba la teoría de Georg mientras iba de un lado para otro. “¡No!” pensó. “¿Pero en qué estaría pensando? Jamás de los jamases podría gustarle una persona como Eva” volvió a pensar hasta que le dieron un portazo en toda la cabeza.
-¡Bill! ¿Qué haces detrás de la puerta?-Gustav asomaba su cabeza y Bill se tocaba la suya bien dolido.
-Esperar a que me dieras un portazo, ¡no te jode!-contestó yéndose al lado de su hermano aún tocándose la cabeza.
-¿Qué has traído?-preguntó Georg.
-Coca cola-se la tiró a cada uno-, no había otra cosa. ¿De qué hablabais?-les dirigió una mirada divertida mientras se sentaba en la cama de su compañero y abría su lata para metérsela en la boca al igual que los demás.
-Nada, comentábamos que Bill y Eva están destinados a estar juntos-comentó Georg.
-¡Para!-dijo Bill tosiendo porque se le fue la bebida por el otro lado al oír eso de nuevo.
-¿Por qué, qué ocurre?-se le curvaron los labios en una media sonrisa y miró a sus amigos para que se lo explicasen.
-Resulta que Eva-comenzó Tom-, va a estudiar lo mismo que nosotros-y acto seguido se llevó su coca cola a la boca.
-Esto promete-reía-. Seguro que no te aburrirás en las clases-miraba a Tom y estos comenzaron a reírse y Bill chasqueaba su lengua de rabia.
-Yo sigo diciendo que Eva es una buena vía para que conozcas a la rubia-confesó su hermano.
-Ni hablar-se levantó furioso-. Yo solo podré, no he necesitado ayuda con ninguna chica para salir con ella.
-¿Hace cuánto qué no sales con una?-le recordaba Tom enarcando una ceja.
-Pero ha sido porque yo no he querido-se defendió-. Podía haber tenido más que tú y eso lo sabes-Tom sacudía la cabeza.
-Pues ya me dirás tú que vas hacer para conocerla-añadió Georg.
-Tiempo al tiempo. Solo eso-sonreía satisfecho.
Pero tiempo al tiempo y sus amigos ya se estaban cansando. Habían pasado semanas y Bill solo sabía mirarla a escondidas y a veces, cuando se la encontraba de frente se quedaba prácticamente embobado sin poder si quiera respirar.
Lo que si se le daba bien era meterse con Eva, ella también era la principal causa de que apenas se pudiera acercar, siempre se la llevaba de al lado de este puesto que, como ya dije, estaban dispuestos hacer cualquier cosa para fastidiarse el uno al otro.
Pero un día llegó a ser el definitivo. Estaban sentados en la cafetería y todos estaban al acecho de ella.
-Si no vas tú voy yo, y sabes que no me corto ni un pelo-le reprochaba su hermano.
-Vale, vale. No me agobiéis.
-¿Agobiarte?-se quejaron todos-. Llevas semanas espiándola y maldecir a Eva porque la usas como excusa de que no te puedas acercar-Gustav explotó.
-Sabes que no tienes razón-Bill achinó su mirada-. Eva siempre está en medio.
-¿Y cuándo te quedas embobado también?-alzó una ceja.
Bill abrió la boca pero no supo que decirle, miró para otro lado pensando en que contestarle.
-A lo mejor es bruja-todos lo miraron por el rabillo del ojo y sacudieron la cabeza-. Vale, esa no es una posibilidad pero os lo juro, siempre la coge cuando estoy dispuesto a acercarme a ella-se lamentaba.
-Pues ahora tienes una muy buena oportunidad, oí por casualidad que Eva tenía que estar estudiando y no iba a parar a comer.
-¿Cómo lo sabes?-Bill le preguntó a Tom.
-No se-se encogió de hombros y miró a uno por uno-, me gusta escuchar hablar a las chicas. Casi siempre hablan de mí-rió pícaro.
-Eres de lo que no hay-le decían todos.
Bill dio la espalda a sus amigos, miró detenidamente a la rubia y se lo pensó muy bien dos veces si acercarse o no. Se mordió el labio inferior y su pierna izquierda no dejaba de temblarle.
-Allá voy-se puso en pie y se iba acercando a su mente lentamente.
Sus amigos desde atrás le daban ánimos y no paraban de dar palmas y hacer tonterías cosa que causó que la gente se detuviese en ellos.
Bill estaba bien contento, su sonrisa se le ensanchó y su corazón no dejaba de latirle; iba a hablar con ella y eso empezaría una bonita amistad para después ser algo más. Él ya se lo estaba imaginando, cogidos de la mano por el campus y callando bocas a quien subestimara a Bill y eso incluía a Eva que le daría con un canto en los dientes cuando descubriera que su compañera se muere por los huesos de este.
Abrió la boca para que le saliese la palabra “hola” pero, se quedó pillado.
Su hermano y los demás se quedaron mirándose unos a otros con el ceño fruncido al verle así. Tom además sacudió la cabeza y bufó, “ya la ha cagado” murmuró.
La chica estaba atareada en sus deberes cuando notó la presencia de alguien enfrente de ella. Poco a poco subió la mirada y cuando se encontró a aquel chico que tanto le llamaba la atención pero que tan solo se habían intercambiado miradas se puso algo nerviosa. Pero de pronto se le pasaron las palabras de su amiga Eva por la cabeza.
-¿Querías… algo?-preguntó amablemente.
Bill abrió mucho los ojos, siempre estaba pensando en este momento en el que empezaran una conversación pero se quedó en blanco y sabía que se estaba comportando como un auténtico estúpido. Ya estaba quedando mal y era un muy mal principio para aquella bonita amistad.
No hacía otra cosa que abrir la boca y cerrarla, tenía tantas cosas en la cabeza para decirle que no le salió ninguna y la chica se estaba empezando a cansar y a preguntarse si era este chico por el cuál casi pierde la cabeza…
-¿Qué tal?-Bill cerró los ojos para no darse la vuelta y pegarle un puñetazo a su hermano que se acababa de poner a su lado con su espectacular sonrisa. Le había fastidiado, estaba apunto de decirle hola pero él, el asqueroso que nació diez minutos antes lo había estropeado.
Se mordió mucho los labios y lo miró con una muy, muy mala mirada. La peor que podía esperarse.
-Me llamo Tom y, no se-se encogió de hombros-. He visto a mi hermanito estancado y digo, ¿por qué no ayudarle?-rió y Bill lo imitó con burla.
-Si, no sabes cuanto te lo agradezco Tom-ni lo miró y rápidamente cruzó miradas con ella y sacó la mejor de sus sonrisas-. Yo me llamo Bill y, perdona por lo de antes es que… no suelo hablar mucho con chicas-ella le devolvió la sonrisa.
-Por no decir nunca-su hermano quiso hacer la gracia pero solo consiguió reírse él solo y ganarse otra mirada de su hermano pequeño.
-Es decir-Bill quiso arreglarlo-, no hablo con las chicas por que hay pocas…-suspiró-, que me gustan-Tom miró a su hermano con los ojos en blanco y a Bill se le encendieron las mejillas al escuchar eso salir de sus labios. No se lo creía y ahora se esperaba a que ella bajara la mirada avergonzada y luego le dijera:”tú a mi también me gustas” pero, bajó rápidamente de las nubes al oír su contestación.
-Es… muy bonito-Bill creyó tener una oportunidad porque si es cierto que bajó la mirada-, pero es que, no me dejan hablar contigo.
-¿Qué?-dijeron los gemelos al unísono.
-Es que…-ella los miró a los dos-, mi compañera, Eva-Bill hizo una mueca al escuchar su nombre-, me ha contado cosas de ti-le señaló a él-, que… no han terminado de gustarme porque dice que os conocéis desde hace ya, ¿verdad?
-Si pero, no tienes que hacerle caso. Ella me tiene manía, nos llevamos desde que tengo uso de memoria fatal pero no por ello tengo que caerte mal a ti además de que, no es tú madre para decirte con quien debes hablar o no-soltó un soplido al decir esto último.
-Ya pero-recogía sus cosas y se ponía en pie delante de ellos-, es mi mejor amiga. Y hago caso a las advertencias de mis mejores amigas porque, ya antes lo he pasado mal. Me llamaste la atención, en serio pero…-se encogió de hombros-. Encantada de conoceros-y se marchó no sin antes dedicarles aquella sonrisa que hacía que cualquier chico perdiera la noción.
Hubo un largo silencio. Se habían quedado sin palabras y a Bill le estaba creciendo una bola de odio en su estómago que tardaría poco en explotar.
-Aquí-Tom se acercó a él-, Eva se ha pasado veinte pueblos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Traduce la Pagina
TSUPDOAA
Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D
Da click abajo para leer todos los capítulos ;)
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D
Da click abajo para leer todos los capítulos ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario