BON: te quiero
Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...
-Gracias Amanda ;)
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Bienvenid@s!
Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)
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sábado, 27 de marzo de 2010
Capítulo 21.
Bill hizo caso a lo que le dijo Roberto, sin dejar la mirada perdida salió de la habitación echándole un último vistazo a Eva que dormía plácidamente. Cerró la puerta lentamente.
“¿Se va a casar?” casi gritó en su fuero interno.
Escuchó ruido y eso hizo que cayera en sí. Echó a andar hacia la fiesta de nuevo, pero solo para decirle a Claire que no quería quedarse más en la fiesta. Se encontraba… mal.
Pero aquello, no hizo falta. Claire se encontraba en el extremo del pasillo, iba sola y Bill pudo ver como se alegraba al verle.
-Bill-le abrazó-. ¿Cómo está Eva? Quería decirte que no tengo más ganas de fiesta, me siento mal por dejarla sola-hizo una mueca.
-Está con… Roberto.
-Oh-se sorprendió.
-¿Se va a casar con Eva?-preguntó sin pensar.
-¿Qué?-dijo en una risa nerviosa.
Claire sacudió la cabeza, haciéndole creer que no sabía nada de lo que estaba hablando. Su rostro se volvió serio al ver que Bill no la creía.
-Está bien. Sí, se van a casar-Bill respiró hondo-. Pero, ¿no hay ningún problema verdad?-Claire puso sus manos en el pecho de éste.
-¿Cómo?-la miró fijamente y se le encogió el corazón-. No, no claro que no hay ningún problema. Me alegro por ella-esbozó una media sonrisa-. Lo que pasa es que, no se quieren.
-Lo sé pero-se encogió de hombros-. Lo siento mucho por ella, he hablado incluso yo con sus padres y no hay nada que hacer, son duros de mollera-sacudió la cabeza-. Es mi mejor amiga y quiero verla feliz pero, ella me ha pedido que deje las cosas tal y como están. Dice que si sus padres finalmente se aman… ella puede hacerlo.
No supo porque, no supo porque sintió un nudo en la garganta al oír las últimas tres palabras. Eva, era libre de hacer lo que quisiera, a él no le importaba nada.
-Bueno-la voz de Claire le hizo regresar de sus pensamientos-. Me voy a la cama, me ha encantado la cena, la fiesta y estar contigo-se inclinó un poco y besó sus labios.
-Pienso lo mismo-se mordió su labio inferior-. Buenas noches-se separó de ella y la vio marchar.
Suspiró lentamente, quería irse ya a la cama; su mente estaba llena de pensamientos los cuales no entendía muy bien, ¿por qué sentía ese arranque de celos cada vez que pensaba en qué Eva no sería de otro hombre que no fuera Roberto? ¿Es qué estaba sintiendo otra cosa por ella?
No, claro que no. Sacudió la cabeza para quitarse esos pensamientos de la cabeza.
Finalmente llegó a su habitación y como esperaba, Tom aún no había llegado. Se desvistió y se metió enseguida en la cama, quería descansar. Seguramente que mañana lo vería todo de otra manera y disfrutaría de la compañía de Claire, sí, de Claire. Esbozó una pequeña sonrisa prepárandose para dormir. Apagó la lámpara y dejó caer su cabeza en la cómoda almohada.
-¡Bill!
-¿¡Qué!?-dio un salto de la cama que hizo que se pusiera en pie con el corazón en la garganta del susto que le había metido su hermano-. ¿¡Eres idiota!?-gritó mientras encendía la luz.
-¿Por qué te has ido tan pronto? Te estaba….buuuuscando por todos lados, queriiido.
-Borracho-murmuró.
-¿Borracho yo?-explotó a carcajadas. Fue mucho el esfuerzo y se inclinó para adelante; menos mal que estaba ahí la cama, sino, se come el suelo.
Bill enarcó una ceja cruzándose de brazos sonriendo.
-Quítate la ropa, no lo pienso hacer yo-le sacudió para despejarse un poco.
-Esssta bien-torpemente se desvestía-. Por cierto-levantó su dedo índice-, nunca creí que Eva podía llegar a ser tan divertida.
Al oír el nombre de Eva se puso tenso, ¿qué tal si le contaba a su hermano lo que le pasa? Después de todo, siempre y lo que es siempre se han contando todo.
-Tom… ¿qué harías si… piensas en otra persona cómo-no sabía como preguntárselo-, algo más que una… amiga?
Tom se le quedó mirando fijamente mientras se despejaba de su camiseta. Bill pensó en que si había echo bien en decírselo en su estado.
-Te voy a decir una cosa y quiero que se te quede muy claro, si te gusta Eva-Bill puso los ojos en blanco-, y tú no lo quieres, pasa de ella completamente. Aunque me da mucha pena por ella puesto que, me cae… estupendo-lo dijo con gran énfasis-. Aunque no te lo creas, me está pasando lo mismo-después de eso, cayó dormido en décimas de segundo. Bill se extrañó en lo último que dijo, pero conociéndole…
“Sabias palabras para estar borracho” pensó a la vez que asentía con la cabeza.
Se levantó y con una manta tapó a su hermano, no tenía ganas de cogerlo y arroparlo como es debido, que no se hubiera quedado dormido…
“Pasar de Eva” aquellas palabras de su hermano resonaban constantemente en la cabeza de Bill hasta que quedó completamente dormido.
***
-¿Cómo está la nueva Beyoncé en versión mexicana?
Al abrir los ojos torpemente, con una mano en la cabeza, vio que su amiga se tomaba una taza de lo que parecía café frente suya. La luz resplandeciente del sol casi la deja ciega.
-¿Qué…?-quiso incorporarse-. ¡DIOS! ¿Anoche me pasó un tren por encima o qué?-se quejó.
-Un tren no, pero unos cuantos vasos de Ron…creo que sí.
-Dios-tapó su cara con sus manos-, es culpa tuya.
-¿Mia?-preguntó incrédula.
-Si no te hubieras quedado con Bill no hubiera bebido.
-Serás pet…-se mordió la lengua-. Deberías estar orgullosa, ahora todo el campus habla de ti. ¡Fuiste la reina de la fiesta!
-Oh no, no me lo recuerdes-hizo una mueca-. Hice el ridículo-murmuró con una sonrisa.
-Estuviste genial, sí. Te lo pasaste en grande, ¿a qué si?-Eva asintió y rieron.
-Ay no, no te rías tan fuerte-se quejó-. ¿Por qué no me das agua? Tengo la boca sequísima.
Claire se levantó y se dirigió hacia su mininevera para sacar de ahí una botella de agua mineral.
-Ten-se la lanzó y ella la cogió al vuelo.
Mientras bebía quiso recordar todo lo que hizo la noche anterior y solo le venían recuerdos vagos… Tom dándole una bebida, Gustav, Georg, Tom dándole otra bebida, la mesa, el baile, Bill, Roberto…
-¿Bill y Roberto estuvieron conmigo?-preguntó y después tosió, le faltó poco para atragantarse.
-Roberto se fue hace unas horas, se quedó preocupado por ti y ya ha cogido el tren para ver a tus padres.
-¿Y Bill?
-Bill fue quien te trajo, más mono-y sacó la lengua.
-Sí, que bonito… detalle-sonrió para sí y sus ojos se iluminaron.
-Hablando de Bill-fue corriendo hacía ella para apoyarse en sus rodillas-. Estoy saliendo con él.
-¿Qué?-dejó caer en la botella el agua que intentaba tragarse.
-Bueno, saliendo no pero… ¡nos besamos!-el rostro de Claire era igual a felicidad; seguro que si buscas la palabra felicidad en el diccionario, sale Claire-. Y estoy, tan feliz…
El rostro de Eva no se parecía en nada a como estaba su corazón; mientras fingía una sonrisa alegrándose por su amiga, su corazón se partía en dos.
-Que… bien-asentía con la cabeza-. Me alegro… por ti. De verás. ¡Genial! Todos… contentos.
-Sí-la abrazó fuertemente-, gracias por todo.
Ahora que Claire no la veía, se le escapó una lágrima que en un acto reflejo, su mano izquierda la quitó para que no cayera.
-No tienes, porque…-se separó.
-Bueno, voy a ir a ver que tal está. ¿Te importa qué te deje sola un momento?
-No, para nada-sacudió la cabeza lentamente ya que si lo hacía rápido la cabeza le explotaría.
Dejó de fingir la sonrisa en cuanto su amiga desapareció de la estancia. Bajó la mirada y esta vez si que no pudo retener todas las lágrimas que le caían. Tenía que reconocerlo, estaba llorando por él, por el único chico al que ha querido de verdad. Le quería, quería estar con él, deseaba que le diera plantón a su amiga para ir a rescatarla y así no casarse con Roberto, pero eso, solo pasa en los cuentos de hada y ella estaba en la absurda realidad. Con dolor de cabeza, bebiendo sin parar para saciar su sed y reponer las lágrimas que le caían.
***
-Hola-murmuró Claire cuando Bill abrió la puerta de su habitación.
-Claire-dijo en un suspiro.
-Te he traído café-le enseñó dos vasos de plástico-, espero que te guste este.
-Viniendo de ti, seguro-lo cogió y la hizo entrar dándole un beso en los labios-. Perdona… esta vista-miraron hacia el frente y Tom dormía a pierna suelta.
-Tranquilo-rió-. Eva estaba igual hace unos minutos.
“Eva” pensó en su fuero interno.
-¿Qué tal si nos vamos fuera? Hace un día estupendo-dijo cogiendo su chaqueta.
-Sí, claro-hizo ademán de irse siguiendo a Bill pero se quedó parada viendo a Tom que dormía plácidamente sin saber que ella estaba allí.
Sin querer Claire recordó lo que le había pasado con Tom la noche anterior.
Después de despedir a Bill, muy contenta ella, se encontró a Tom sentado en el suelo, solo.
-Tom, ¿estás bien?-preguntó preocupada mientras se acercaba a él.
-Claire-se puso en pie enseguida-, sí. Solo, estaba descansando-se incorporó y tuvo que apoyarse en la pared.
-¿Quieres qué te acompañe a tú habitación?
-No hace falta, puedo… yo solito-sus piernas le fallaron y Claire lo agarró quedándose muy cerca de su cara-. ¿Sabes qué me gustas mucho?-confesó y esto piyó por sorpresa a la chica.
-Estás borracho-murmuró con una sonrisa. En el fondo le gustó escuchar aquello, por eso, no se apartó cuando…
-Claire-la voz de Bill hizo que no recordara más.
-Sí, ya voy-se fue no sin antes echarle un vistazo más a quien dormía.
***
Eva paró de llorar; llorar por un hombre que no conocía sus sentimientos le parecía una auténtica estupidez. Sin embargo, le seguía doliendo; y más darse cuenta de lo que sentía por él tan tarde. Después de todo el odio, después de tantas cosas… le quería.
Dejó de pensar en eso en cuanto escucho la sintonía de su móvil; era Roberto.
-Hey, hola-dijo con desgana.
-Eva, ¿qué tal has amanecido?
-Estupendo. Gracias, por todo.
-No hay de qué, bueno, tendrías que darle las gracias a Bill, estaba cuidando muy bien de ti-notó sarcasmo en su voz. Frunció el ceño.
-¿A qué te refieres?
-Claro, tú no te acordarás. Verás, cuando te vi estabas con él muy cerca de su boca…
-¿Cómo dices?-gritó, sorprendida.
-Sí vamos, que quería besarte.
-Ya, te he entendido-no pudo evitar sonreír, aquello le gustó muchísimo.
-Pero Eva, no te gustará, ¿verdad?
-¿Qué? No, no. Claro que no-mintió.
-No es que me importe, la verdad sí me importa. Después de todo voy a ser tú marido-le dio un vuelco el corazón-. Y era de eso de lo que te quería hablar.
-Ya… ¿hay fecha?-se le entrecortó la voz.
-Sí-dijo tras una pausa-. Este fin de semana, tus padres te llamarán dentro de nada, se van mañana mismo a preparar las cosas.
-Oh-pudo decir-. Y tú…¿qué vas hacer?
-Me quedaré en tú casa, el viernes iré a por ti.
Eva suspiró.
-¿Estás bien?
-Sí solo que-comenzó a llorar silenciosamente-, no me lo esperaba tan temprano. Solo teníamos once años cuando nos lo dijeron y lo veía muy lejano, tenía la esperanza de que no pasara, de que ocurriera algo que…-se le vino a la mente la imagen de Bill-…alguien lo impidiera.
-Yo también-dijo en un suspiro-. Tengo que dejarte. Todo irá bien.
-Sí-colgó quedándose aún con el teléfono pegado en la oreja.
Detestaba su vida, pero lo que le acababa de decirle Roberto era una pequeña luz en una habitación llena de oscuridad. A lo mejor, hay una posibilidad ya que, nada es imposible.
“¿Se va a casar?” casi gritó en su fuero interno.
Escuchó ruido y eso hizo que cayera en sí. Echó a andar hacia la fiesta de nuevo, pero solo para decirle a Claire que no quería quedarse más en la fiesta. Se encontraba… mal.
Pero aquello, no hizo falta. Claire se encontraba en el extremo del pasillo, iba sola y Bill pudo ver como se alegraba al verle.
-Bill-le abrazó-. ¿Cómo está Eva? Quería decirte que no tengo más ganas de fiesta, me siento mal por dejarla sola-hizo una mueca.
-Está con… Roberto.
-Oh-se sorprendió.
-¿Se va a casar con Eva?-preguntó sin pensar.
-¿Qué?-dijo en una risa nerviosa.
Claire sacudió la cabeza, haciéndole creer que no sabía nada de lo que estaba hablando. Su rostro se volvió serio al ver que Bill no la creía.
-Está bien. Sí, se van a casar-Bill respiró hondo-. Pero, ¿no hay ningún problema verdad?-Claire puso sus manos en el pecho de éste.
-¿Cómo?-la miró fijamente y se le encogió el corazón-. No, no claro que no hay ningún problema. Me alegro por ella-esbozó una media sonrisa-. Lo que pasa es que, no se quieren.
-Lo sé pero-se encogió de hombros-. Lo siento mucho por ella, he hablado incluso yo con sus padres y no hay nada que hacer, son duros de mollera-sacudió la cabeza-. Es mi mejor amiga y quiero verla feliz pero, ella me ha pedido que deje las cosas tal y como están. Dice que si sus padres finalmente se aman… ella puede hacerlo.
No supo porque, no supo porque sintió un nudo en la garganta al oír las últimas tres palabras. Eva, era libre de hacer lo que quisiera, a él no le importaba nada.
-Bueno-la voz de Claire le hizo regresar de sus pensamientos-. Me voy a la cama, me ha encantado la cena, la fiesta y estar contigo-se inclinó un poco y besó sus labios.
-Pienso lo mismo-se mordió su labio inferior-. Buenas noches-se separó de ella y la vio marchar.
Suspiró lentamente, quería irse ya a la cama; su mente estaba llena de pensamientos los cuales no entendía muy bien, ¿por qué sentía ese arranque de celos cada vez que pensaba en qué Eva no sería de otro hombre que no fuera Roberto? ¿Es qué estaba sintiendo otra cosa por ella?
No, claro que no. Sacudió la cabeza para quitarse esos pensamientos de la cabeza.
Finalmente llegó a su habitación y como esperaba, Tom aún no había llegado. Se desvistió y se metió enseguida en la cama, quería descansar. Seguramente que mañana lo vería todo de otra manera y disfrutaría de la compañía de Claire, sí, de Claire. Esbozó una pequeña sonrisa prepárandose para dormir. Apagó la lámpara y dejó caer su cabeza en la cómoda almohada.
-¡Bill!
-¿¡Qué!?-dio un salto de la cama que hizo que se pusiera en pie con el corazón en la garganta del susto que le había metido su hermano-. ¿¡Eres idiota!?-gritó mientras encendía la luz.
-¿Por qué te has ido tan pronto? Te estaba….buuuuscando por todos lados, queriiido.
-Borracho-murmuró.
-¿Borracho yo?-explotó a carcajadas. Fue mucho el esfuerzo y se inclinó para adelante; menos mal que estaba ahí la cama, sino, se come el suelo.
Bill enarcó una ceja cruzándose de brazos sonriendo.
-Quítate la ropa, no lo pienso hacer yo-le sacudió para despejarse un poco.
-Esssta bien-torpemente se desvestía-. Por cierto-levantó su dedo índice-, nunca creí que Eva podía llegar a ser tan divertida.
Al oír el nombre de Eva se puso tenso, ¿qué tal si le contaba a su hermano lo que le pasa? Después de todo, siempre y lo que es siempre se han contando todo.
-Tom… ¿qué harías si… piensas en otra persona cómo-no sabía como preguntárselo-, algo más que una… amiga?
Tom se le quedó mirando fijamente mientras se despejaba de su camiseta. Bill pensó en que si había echo bien en decírselo en su estado.
-Te voy a decir una cosa y quiero que se te quede muy claro, si te gusta Eva-Bill puso los ojos en blanco-, y tú no lo quieres, pasa de ella completamente. Aunque me da mucha pena por ella puesto que, me cae… estupendo-lo dijo con gran énfasis-. Aunque no te lo creas, me está pasando lo mismo-después de eso, cayó dormido en décimas de segundo. Bill se extrañó en lo último que dijo, pero conociéndole…
“Sabias palabras para estar borracho” pensó a la vez que asentía con la cabeza.
Se levantó y con una manta tapó a su hermano, no tenía ganas de cogerlo y arroparlo como es debido, que no se hubiera quedado dormido…
“Pasar de Eva” aquellas palabras de su hermano resonaban constantemente en la cabeza de Bill hasta que quedó completamente dormido.
***
-¿Cómo está la nueva Beyoncé en versión mexicana?
Al abrir los ojos torpemente, con una mano en la cabeza, vio que su amiga se tomaba una taza de lo que parecía café frente suya. La luz resplandeciente del sol casi la deja ciega.
-¿Qué…?-quiso incorporarse-. ¡DIOS! ¿Anoche me pasó un tren por encima o qué?-se quejó.
-Un tren no, pero unos cuantos vasos de Ron…creo que sí.
-Dios-tapó su cara con sus manos-, es culpa tuya.
-¿Mia?-preguntó incrédula.
-Si no te hubieras quedado con Bill no hubiera bebido.
-Serás pet…-se mordió la lengua-. Deberías estar orgullosa, ahora todo el campus habla de ti. ¡Fuiste la reina de la fiesta!
-Oh no, no me lo recuerdes-hizo una mueca-. Hice el ridículo-murmuró con una sonrisa.
-Estuviste genial, sí. Te lo pasaste en grande, ¿a qué si?-Eva asintió y rieron.
-Ay no, no te rías tan fuerte-se quejó-. ¿Por qué no me das agua? Tengo la boca sequísima.
Claire se levantó y se dirigió hacia su mininevera para sacar de ahí una botella de agua mineral.
-Ten-se la lanzó y ella la cogió al vuelo.
Mientras bebía quiso recordar todo lo que hizo la noche anterior y solo le venían recuerdos vagos… Tom dándole una bebida, Gustav, Georg, Tom dándole otra bebida, la mesa, el baile, Bill, Roberto…
-¿Bill y Roberto estuvieron conmigo?-preguntó y después tosió, le faltó poco para atragantarse.
-Roberto se fue hace unas horas, se quedó preocupado por ti y ya ha cogido el tren para ver a tus padres.
-¿Y Bill?
-Bill fue quien te trajo, más mono-y sacó la lengua.
-Sí, que bonito… detalle-sonrió para sí y sus ojos se iluminaron.
-Hablando de Bill-fue corriendo hacía ella para apoyarse en sus rodillas-. Estoy saliendo con él.
-¿Qué?-dejó caer en la botella el agua que intentaba tragarse.
-Bueno, saliendo no pero… ¡nos besamos!-el rostro de Claire era igual a felicidad; seguro que si buscas la palabra felicidad en el diccionario, sale Claire-. Y estoy, tan feliz…
El rostro de Eva no se parecía en nada a como estaba su corazón; mientras fingía una sonrisa alegrándose por su amiga, su corazón se partía en dos.
-Que… bien-asentía con la cabeza-. Me alegro… por ti. De verás. ¡Genial! Todos… contentos.
-Sí-la abrazó fuertemente-, gracias por todo.
Ahora que Claire no la veía, se le escapó una lágrima que en un acto reflejo, su mano izquierda la quitó para que no cayera.
-No tienes, porque…-se separó.
-Bueno, voy a ir a ver que tal está. ¿Te importa qué te deje sola un momento?
-No, para nada-sacudió la cabeza lentamente ya que si lo hacía rápido la cabeza le explotaría.
Dejó de fingir la sonrisa en cuanto su amiga desapareció de la estancia. Bajó la mirada y esta vez si que no pudo retener todas las lágrimas que le caían. Tenía que reconocerlo, estaba llorando por él, por el único chico al que ha querido de verdad. Le quería, quería estar con él, deseaba que le diera plantón a su amiga para ir a rescatarla y así no casarse con Roberto, pero eso, solo pasa en los cuentos de hada y ella estaba en la absurda realidad. Con dolor de cabeza, bebiendo sin parar para saciar su sed y reponer las lágrimas que le caían.
***
-Hola-murmuró Claire cuando Bill abrió la puerta de su habitación.
-Claire-dijo en un suspiro.
-Te he traído café-le enseñó dos vasos de plástico-, espero que te guste este.
-Viniendo de ti, seguro-lo cogió y la hizo entrar dándole un beso en los labios-. Perdona… esta vista-miraron hacia el frente y Tom dormía a pierna suelta.
-Tranquilo-rió-. Eva estaba igual hace unos minutos.
“Eva” pensó en su fuero interno.
-¿Qué tal si nos vamos fuera? Hace un día estupendo-dijo cogiendo su chaqueta.
-Sí, claro-hizo ademán de irse siguiendo a Bill pero se quedó parada viendo a Tom que dormía plácidamente sin saber que ella estaba allí.
Sin querer Claire recordó lo que le había pasado con Tom la noche anterior.
Después de despedir a Bill, muy contenta ella, se encontró a Tom sentado en el suelo, solo.
-Tom, ¿estás bien?-preguntó preocupada mientras se acercaba a él.
-Claire-se puso en pie enseguida-, sí. Solo, estaba descansando-se incorporó y tuvo que apoyarse en la pared.
-¿Quieres qué te acompañe a tú habitación?
-No hace falta, puedo… yo solito-sus piernas le fallaron y Claire lo agarró quedándose muy cerca de su cara-. ¿Sabes qué me gustas mucho?-confesó y esto piyó por sorpresa a la chica.
-Estás borracho-murmuró con una sonrisa. En el fondo le gustó escuchar aquello, por eso, no se apartó cuando…
-Claire-la voz de Bill hizo que no recordara más.
-Sí, ya voy-se fue no sin antes echarle un vistazo más a quien dormía.
***
Eva paró de llorar; llorar por un hombre que no conocía sus sentimientos le parecía una auténtica estupidez. Sin embargo, le seguía doliendo; y más darse cuenta de lo que sentía por él tan tarde. Después de todo el odio, después de tantas cosas… le quería.
Dejó de pensar en eso en cuanto escucho la sintonía de su móvil; era Roberto.
-Hey, hola-dijo con desgana.
-Eva, ¿qué tal has amanecido?
-Estupendo. Gracias, por todo.
-No hay de qué, bueno, tendrías que darle las gracias a Bill, estaba cuidando muy bien de ti-notó sarcasmo en su voz. Frunció el ceño.
-¿A qué te refieres?
-Claro, tú no te acordarás. Verás, cuando te vi estabas con él muy cerca de su boca…
-¿Cómo dices?-gritó, sorprendida.
-Sí vamos, que quería besarte.
-Ya, te he entendido-no pudo evitar sonreír, aquello le gustó muchísimo.
-Pero Eva, no te gustará, ¿verdad?
-¿Qué? No, no. Claro que no-mintió.
-No es que me importe, la verdad sí me importa. Después de todo voy a ser tú marido-le dio un vuelco el corazón-. Y era de eso de lo que te quería hablar.
-Ya… ¿hay fecha?-se le entrecortó la voz.
-Sí-dijo tras una pausa-. Este fin de semana, tus padres te llamarán dentro de nada, se van mañana mismo a preparar las cosas.
-Oh-pudo decir-. Y tú…¿qué vas hacer?
-Me quedaré en tú casa, el viernes iré a por ti.
Eva suspiró.
-¿Estás bien?
-Sí solo que-comenzó a llorar silenciosamente-, no me lo esperaba tan temprano. Solo teníamos once años cuando nos lo dijeron y lo veía muy lejano, tenía la esperanza de que no pasara, de que ocurriera algo que…-se le vino a la mente la imagen de Bill-…alguien lo impidiera.
-Yo también-dijo en un suspiro-. Tengo que dejarte. Todo irá bien.
-Sí-colgó quedándose aún con el teléfono pegado en la oreja.
Detestaba su vida, pero lo que le acababa de decirle Roberto era una pequeña luz en una habitación llena de oscuridad. A lo mejor, hay una posibilidad ya que, nada es imposible.
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Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D
Da click abajo para leer todos los capítulos ;)
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
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