Capítulo 12.

Ya era el día que esperaba con ansias Bill: martes. Se habían pasado todo el puente paseando por Berlín con su madre y con su marido y Tom no había tenido oportunidad ninguna de conocer a una chica para quitarse de la cabeza a Claire así que, optó por la salida de emergencia: Diana.

Cuando llegaban de estar con sus padres, Bill se iba a la cama y Tom también pero no a la suya. Diana estaba encantada por hacer cualquiera cosa por él, ya que estaba demasiada coladita por Kaulitz mayor. A Bill casi le da algo cuando se enteró, él quería que su teoría siguiera en pie: dos para dos; pero hablarlo con Tom, es imposible cuando hay otra falda de por medio y que está dispuesta a todo.

Y mientras, Bill no dejaba de pensar en Claire, que estaría haciendo y si habrá conocido algún chico. Pero esos pensamientos desaparecieron cuando Georg y Gustav le telefonearon el domingo y le dijeron que se habían encontrado con Eva y con ella y que iban con un grupo de amigas, sin ningún chico a la vista.

Bill no lo tenía claro pero sabía, algo le decía con certeza que Claire puede sentir algo por él.

Y por suerte para él ya era martes por la tarde, todos los estudiantes tenían que volver para el día siguiente estar en forma en las clases. A excepción de sus dos amigos que iban el mismo miércoles.

Bill no quería estar encerrado en su habitación, Tom se había ido con Diana nuevamente y éste decidió dar un paseo y ver como los demás volvían a meter las maletas en su habitación.

-De verdad que necesito otra habitación-aquella voz le resultaba demasiado familiar porque era una voz bien dulce y de otra chica, no podría ser.

Bill retrocedió sin darse la vuelta y allí la vio, con una maleta a sus pies y al parecer suplicando al conserje.

-Lo siento chica, pero no tenemos ninguna otra habitación libre. Pregúntale a otra amiga si puedes dormir con ella hasta que se recupere la otra-y acto seguido le dio la espalda.

Claire bufó y se tocó la frente sin saber que hacer.

-¿Ocurre algo?-Bill se le acercó sigilosamente y ella pegó un salto.

-Hola Bill. Si pasa, necesito otra habitación.

-¿Te has peleado con Eva?

-No, lo que pasa es que Eva ha pillado una gripe fuerte este puente y el médico le ha dicho que tiene que estar aislada-Bill abrió la boca-. Ayer tuvo que estar en su habitación todo el día y no pude entrar para nada y de vuelta a aquí he tenido que traer puesta una mascarilla al igual que sus padres-le explicaba-. Y ahora, no tengo donde quedarme hasta que se recupere-se lamentaba.

A Bill se le encendió la bombilla de repente. Se entristeció por Eva, por lo que tenía que estar pasando pero por otra, se alegró demasiado.

-Sí tienes donde quedarte-Claire le prestó atención-. Mi hermano está con una chica todo el tiempo y su cama, a penas la utiliza-mintió no del todo-, y bueno... si quieres...

-¿Contigo?-le señaló.

-No tienes que preocuparte, te dejaré intimidad. Además, será hasta que se recupere Eva que con un poco de suerte mañana ya estará en pie-y rezó porque no fuera así.

Al ver que ella dudaba, que no estaba del todo convencida Bill añadió:

-Es igual, tan solo era una opción... para ayudarte-Bill pensó que se estaba haciendo la víctima demasiado bien.

-No, no-Claire sacudió la cabeza y después sonrió-. Vale, me quedo contigo.

-Acompáñame-Bill reprimió un grito de alegría y cogió su maleta.

Tom seguro que no estaría así que dejaría que ella se alojara y mientras iría a hablar con su hermano para explicárselo, seguro que no tendría ningún problema.

-Espero que no te importe el desorden-abrió la puerta y dejó la maleta en el suelo.

-Si está todo muy ordenado-Claire puso los ojos en blanco.

Ahora más que nunca quería a su madre con toda su alma; había estado allí todo el puente y lo había ordenado todo, hasta el último lápiz tendría que estar en su lapicero correspondiente.

-Aquí dormirás tú-le señaló la cama derecha que era la de Tom y estiró una parte que estaba arrugada.

-Oye, gracias por todo. No se como agradecértelo-Claire dio un paso hacía él.

A Bill se le ocurrieron mil maneras de las que podía agradecérselo.

-No tienes porque dar las gracias. Hago cualquier cosa por las personas que me importan.

Después de decir eso, sus miradas se quedaron cruzadas varios segundos.

-Bueno-dijo Claire seguido de una risita.

-Esto... te dejaré que te acomodes. Yo voy fuera-abrió la puerta y se fue.

Rápidamente para que Claire no se diera cuenta que se había ido, fue a la habitación de Eva. Tenía que ayudarle porque se iban a quedar solos muchas veces y no tendrían de que hablar, y si lo hicieran Bill podría cagarla y tenía que asegurarse primero.

-Eva-tocó la puerta, jadeando.

-Bill tienes que taparte si quieres entrar-oyó una voz malamente para después oír como tosía. Se encontraba realmente mal y eso que no la había visto.

Miró por todos lados a ver si se le ocurría con que taparse y se acordó de su gorro; se lo quitó de la cabeza y se lo puso en la cara tapando nariz y boca, después, entró.

-¿Eva?-miró por todas partes y no la vio por ningún lado. Frunció el ceño.

-Estoy aquí-dijo seguido de un estornudo.

Bill buscó de donde provenía la voz, venía de una cama donde encima habían un par de mantas y bastantes pañuelos encima.

-¿Qué te has convertido en pañuelos con mocos?-rió.

-Que gracioso, estoy aquí debajo-y difícilmente se incoporó.

De verdad, estaba muy mal; tenía los ojos llorosos y apenas podía abrirlos y sentía lo tapada que tenía las narices.

-¿A qué has venido?

-A darte las gracias-se le formó una gran sonrisa la cual no pudo ver porque tenía parte de la cara tapada. Ella frunció el ceño-. Claire se va a quedar a dormir conmigo en mi habitación-por un momento Eva pensó que iría a dar saltos mortales.

-Me alegro de que mi muy mal estar-hizo resonar esas palabras-, te ayude en algo.

-Lo siento por ti pero me tienes que ayudar. Necesito que me cuentes más cosas de ella-a Bill le empezaba a costar respirar por la nariz y abrió la boca.

-Bill...tengo que decirte una cosa...-Eva hizo lo posible para verle bien. No sabía como decirle aquello-. Antes del puente... Claire me confesó una cosa.

A Bill se le encogió el corazón, no sabía si es que era una mala noticia o era que Eva no podía hablar de otra manera.

-Fíjate por donde le gusta otro también-sonrió como pudo.

-¿Cómo dices?-Bill casi se quita el gorro-. Creo que me estoy poniendo enfermo yo también-y se sentó a sus pies-. ¿Quién es?-la miró fijamente a los ojos.

A Eva le dio muchísima pena porque había venido tan contento y ahora, veía en sus ojos la decepción.

-¿La verdad? No lo sé-mintió-, es uno que va a su clase.

-Pero has dicho también-cayó después de estar en silencio. Eva asintió-. ¡Tengo posibilidades!-se emocionó tanto que soltó el gorro y Eva le miró con pánico, lo último que quería era contagiarle esa horrible gripe que la tenía alejada de todo. Lo cogió y rápidamente se lo volvió a poner.

-Creo que tú tienes más posibilidades con mi ayuda, el otro le gusta porque según ella es el único que no le ha mirado-hizo una mueca al decir eso, le parecía estúpido-, y por eso le llama la atención. Pero tú le gustas porque te ve más cariñoso y dispuesto a cualquier cosa por ella.

-Eso es lo que haré, el otro no me la va a quitar. Dime, ¿qué hago?

-Lo primero de todo espero que hayas tenido la habitación ordenada-él asintió-. Bien, pues-empezó a pensar-, no se-se encogio de hombros-. Háblale de la música, le gusta todo tipo así que, creo que no la cagaras digas cual digas. Otra cosa... ¡ah! Cuando va a dormir le gusta tener la persiana bien bajada, cuanto menos hueco mejor, no le gusta que la luz del sol le despierte.

-Apuntado, ¿qué más?

-No lo se, creo que con el tema de música tienes bastante. Mañana te pasas y me dices que tal y te sigo diciendo más cosas-y se recostó-. Ahora me encuentro muy mal.

-Muchísimas gracias, que te recuperes tarde ¿vale?-abrió la puerta.

-Estúpido-murmuró para cuando Bill ya había cerrado la puerta.

***

Mientras Claire se acomodaba pensó en lo que le dijo Bill, lo de su hermano, que dormía donde una chica; ¿y si esa chica era la elegida? Ella ya no tendría posibilidades con él y eso que le gusta bastante al igual que su hermano.

“Es que, ¿por qué tienen que ser gemelos y tan diferentes?” se apoyó en la pared.

Claire se asustó al oír la puerta abrirse, abrió la boca para decirle algo a Bill pero se dio cuenta que no era él.

-Tranquila Diana, luego ya nos veremos-reconoció la voz, era de Tom.

¿Estaría hablando con esa chica? No se quiso asomar para ver quien era ella pero, según el tono que usaba Tom no le prestaba la mayor de las atenciones.

-Está bien, te esperaré en la cama o donde tú quieras-y después de eso oyó como se besaban.

A Claire le dio un poco de rabia, le hubiera gustado ser ella quien probara sus labios.

Entonces, ya vio a Tom que estaba de espaldas cerrando la puerta. Iba a decírle hola pero le entró el pánico y se quedó calladita; hubo un momento que pareció que la había visto pero no se había percatado de su ausencia allí. Más de una vez abrió la boca pero se echaba para atrás y más cuando vio que Tom se quitaba la chaqueta para después quitarse los zapatos a la vez que la camiseta.

A Claire le gustó aquello y no pudo evitar sonreír. Fue cuando Tom se dio cuenta que estaba allí y se asustaron los dos; Tom por ella que estaba allí y ella por el susto que se había metido él.

Claire pensó tantas maneras de explicarle el porqué estaba allí que no le salió ninguna.

A Tom de repente le vinieron unas sudores mortales por todo el cuerpo, ella estaba allí delante suya y él tan solo llevaba puesto los pantalones, rápidamente podría acercarse a ella y “hablar” pero, la imagen de su hermano le vino rápidamente a la cabeza, cerró los ojos fuertemente. Entonces, pensó que la mejor manera de que dejase de pensar en eso sería en comportarse mal con ella, así ella no tendría motivos para simpatizar con él.

-¿Te gusta lo qué ves?

Claire bajó la mirada y sino hubiera sido por las maneras en las que le formuló esa pregunta le hubiera contestado qué sí con mucho gusto.

-Ahora sería un buen momento para que me digas que haces aquí.

Claire frunció el ceño, se sorprendió bastante lo estúpido que podía llegar a ser.

-Bill ha dejado que me quede aquí porque, como tú no usas apenas tú cama...

-Bill-murmuró entre dientes-. Pues te ha engañado, si uso mi cama.

-Lo sabía-se dijo para sí-. Pues ahora mismo me voy-dijo avergonzada.

Tom se sintió mal, no quería contestarle tan mal. Ahora sería buen momento para arreglarlo.

-No te preocupes-dio un paso hacia ella-. Si estás aquí es por algún motivo, ¿estas... con mi hermano?

-¿Qué?-rió-. Que va...-pensó en darle celos aunque sabía que no le gustaba-, aún-añadió.

Ese aún no le gustó mucho a Tom.

-La verdad es que estoy aquí porque me he quedado sin habitación.

-Pues no te preocupes. Yo me iré a dormir con Diana-sonrió.

Ahora a ella eso no le gustó. Claire le sonrió disimuladamente al igual que él. Oyeron el sonido de la puerta abrirse y giraron la cabeza para ver de quien se trataba.

-Vaya ya te estás preparando...-dijo Diana bien coqueta dispuesta a tirarse a los brazos de Tom pero cuando vio a Claire se enfureció demasiado-. ¿Terminas conmigo y te vienes con ésta?

-Perdona pero no me conoces para llamarme así-se defendió ella.

-Diana no montes una escenita de celos, no estábamos haciendo nada.

-¡Cómo qué te voy a creer! Eres repugnante Tom, te podrías haber ido con otra porque...

-Oye, ¿qué tengo yo de malo? Que sepas que yo sería mejor partido que tú porque vamos... no hay nada más que verte.

Diana abrió la boca, dolida y se cruzó de brazos.

-¿Vas a dejar qué me hable así?-miró a Tom y a éste se le escapó una risita.

-¿Qué está pasando aquí?-todos callaron al oír a Bill-. ¿Qué pasa Claire?-se acercó a ella que estaba cogiendo su ropa y volviéndola a meter en su maleta.

-Bill me has engañado, tú hermano si duerme aquí-Bill quiso decir algo pero no le salió y miró a su hermano y éste se encogió de hombros.

-No me has dicho nada-se defendió.

-Que sepas Tom que no vas a volver a provarme-se giró bruscamente y Diana desapareció de la habitación.

-Pero es que, yo pensaba que se iba a quedar con ella-se justificó.

-Ya y ahora no tiene donde quedarse. No te molestes, me voy. Gracias por todo-y se marchó dejándole con la palabra en la boca a Bill que se quedó parado enfrente de la puerta que hacía unos segundos acaba de cerrar la mujer de su vida.

-¡Gracias Tom!-gritó entre dientes.

-¿Qué? Yo no tengo la culpa, si me hubieras avisado antes esto no hubiera pasado. Eso te pasa por hacer las cosas sin avisarme.

Bill se pensó que decirle, abrió la boca y después se mordió el puño de la rabia y señaló a su hermano mirándole con rabia.

-¡Te... odio!-y después de eso se acostó en la cama, impotente porque sabía que él tenía razón.