BON: te quiero

Dicen que el amor no entiende de razas, distancias, sexo o edad. Pero, ¿realmente la sociedad esta preparada para ello? ¿Cómo alguien no puede aceptar el amor entre dos personas? ¿Por que entierran algo tan bonito en el olvido? ¿Cual seria la unica salida? Un amor destinado a la separacion...

-Gracias Amanda ;)



Bienvenid@s!

Hola! Antes que nada, gracias por el simple hecho de entrar aquí. Aquí os pondré mis historias, mis pensamientos y siempre van a tener como protagonistas a los chicos de Tokio Hotel, aunque no siempre saldrán como tal.
Espero que os guste y que os divirtáis leyendo y pido una única cosa, en esta actual historia los cuatro chicos no son los protagonistas, es mi primera historia así, y me encantaría que a continuación me contárais que os parece.
Me alegraría muchísimo saber que cada visitante elige su opinión en la encuesta =)
Muchísimas gracias por vuestra atención, y espero, sigáis entrando ;)

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domingo, 28 de marzo de 2010

Capítulo 24.

-He hablado con mi padre-dijo Claire con su teléfono móvil en sus manos, Tom y Bill la escucharon-. Ya tenemos los billetes para esta noche-esbozó una sonrisa.

-¿Vamos a ir los tres?-preguntó el menor de los gemelos.

-Sí porque si vas tú solo te perderías y Tom…-lo miró y sonrió.

-Porque soy tú hermano-puso su mano en el hombro de este-, y por eso tengo que estar contigo en todo.

-¿Mi hermano?-lo miró de arriba abajo-. Yo no sé lo que es eso-con una mueca de asco quitó la mano de su hombro.

-Bill-replicó-, sí quieres a Eva, ¿qué te importa?

-Ya hablaremos, tengo que hacer la maleta-se levantó y abrió su armario-. ¿Por qué no acompañas a Claire a su habitación, ya que te gusta tanto, y de paso avisas a nuestros amigos que nos vamos? Y ya puestos-pensó-, a todos nuestros profesores.

-De acuerdo-se levantó a regañadientes.

-Hasta luego Bill-Claire se despidió con su mano.

-¿Hasta luego?-murmuró cuando ya se fueron-. Verás tú un hasta luego…

***

El avión hacia México salía a las 10 de la noche; suerte que tenían el aeropuerto al lado.

Bill temblaba de los nervios por no dejar de pensar si Eva ya se habría casado. Sacudió la cabeza para quitarse eso de la cabeza.

Miró a su alrededor, hacia ya tres horas que habían despegado y se aburría como una ostra. La gente hablaba, dormía o se paseaban por el avión.

-Habladme de algo que…-giró su cabeza para ver a sus dos compañeros de asiento y no le gustó nada lo que se encontró-. ¡Venga ya! Que estoy al lado un poco de decendia-replicó haciendo muecas.

Claire y Tom desencajaron sus bocas y dirigieron la vista a Bill que seguía haciendo muecas.

-¿Y qué quieres?-Tom se encogió de hombros.

-Que al menos me dejaras la ventana. Es que me parece demasiado ya. Mamá nos enseñó que teníamos que tener modales, ¿y los tuyos? Ya sé, te lo acaba de absorver Claire-dijo con sorna. Claire que estaba en medio de los dos miraba al frente para de alguna manera no entrar en la conversación-. Sí Claire y no te hagas la despistada-lo miró con los ojos en blanco-. Que yo sepa hasta hace unos días me decías cosas como: “ay Bill que bien que me siento contigo”-puso vocecita y Claire entre abrió la boca-. Y hasta hace unos días eras la chica de mi vida y eso lo sabías muy bien Tom-achinó la mirada.

>>Porque vale que quiera a Eva pero, ¿y si no hubiera sido así?-Tom y Claire se miraron cansados de escucharle, aquella charla iba para rato-. ¿No te da pena tú hermano gemelo?-se hizo el ofendido-. Es que, ¡eres mi gemelo! Que fuerte me parece-dijo para sí apoyando la espalda en el asiento.

-¿Has terminado?-preguntó Tom alzando sus cejas.

-Sí, ya me he quedado a gusto-cerró los ojos-. Y quiero dormir-abrió su ojo izquierdo-, y no quiero escuchar como intercambiáis saliva delante de mis narices. Que por cierto-se echó hacia delante mirándolos-, yo también lo he hecho-Claire abrió la boca, ¿cómo pudo decir eso delante de ella?

-Bill-sonrió-, no es la primera vez que lo hacemos-Claire abrió aún más la boca, de lo que se estaba enterando…

-Ya…-se dio cuenta de que tenía razón y se quedó sin recursos-. Bueno que me dejéis-volvió a acomadarse en el asiento.

-Bill-abrió un ojo para ver a Claire-, ¿si te digo algo te quedarás más tranquilo?

-Puede.
-Si nos enrrollamos fue porque sabíamos que esto pasaría. Lo hablamos antes de intercambiar salivas-lo imitó.

-¿Y cómo?-se incorporó soltando un soplido.

-Para empezar la manera de mirar a Eva.

-Sí y en la manera que hablaba con ella-continuó Tom.

-¿Te has dado cuenta qué cuando tontea con alguien mueve mucho su pie izquierdo?-rio y aquello se convirtió en una conversación entre Tom y ella-. Me di cuenta el otro día, conmigo también lo hizo.

Al escuchar aquello intentó acordarse si era cierto y, sí. Era cierto, más de una vez se lo han dicho.

-Es verdad-rieron-. Pero eso no es todo…

-Sé que soy delgado para no verme, ¡pero sigo aquí!-interrumpió.

-¿Por qué no te duermes?-sugirió su hermano.

-¿Qué te piensas, que no lo he intentado?

-Tengo una idea-dijo Claire y se acercó a la oreja de Tom para que Bill no la escuchara.

-¿Ahora empezamos con los secretitos? Dímelo, venga, dímelo-exigió para cuando terminaron.

Tom y Claire cogieron las revistas que tenían y empezaron a ojearlas haciendo caso omiso de lo que hablaba Bill.

-¿Me ignoráis?-resopló-. Vale, cuando crezcáis me llamais-se apoyó en el asiento, inquieto por saber de que habían hablado-. Que me lo digáis-explotó.

-Ahora vuelvo-Tom se levantó, Claire apartó sus pies para que pudiera pasar y solo faltaba su hermano.

-No me voy a quitar hasta que me lo digas-se cruzó de brazos y asomó más sus pies obstruyéndole el paso.

-¿Ahora quién es el chiquitín?-lo cogió de los mofletes, tratándole como a un niño pequeño. Al ver que eso no tenía solución, pasó por encima suya.

***

Tom volvió a los diez minutos con tres vasos de agua ofreciéndole a los demás.

-Gracias-dijo su hermano cogiéndolo.

Se lo bebió de un sorbo, la verdad es que estaba sediento.

Sentía que lo miraban mientras se lo bebía y al girar la cabeza, supo de quienes se trataban.

-¿Qué?-preguntó extrañado.

-Nada, nada-disimularon bebiendo de su vaso.

Algo no iba bien, y seguro que estaba detrás de esto Claire, por lo que le dijo a la oreja y no podía escucharla. Iba a protestar enseguida, iba a cantarle las 40 pero, de pronto se sintió sin fuerzas; sus pestañas pesaban demasiado y…

-Ya está-sonrió Claire-dormidito.

-¿Por dónde nos hemos quedado?-Tom la atrajo hacia él.

-Por aquí-sonrió pícara y junto sus labios con los de él.

***

Faltaba solamente unos minutos para aterrizar en el aeropuerto de Guadalajara y Bill aún seguía en el quinto sueño.

-¿Ahora qué hacemos?-preguntaba Claire nerviosa a la vez que pegaba a Bill en la cara. Bill no movía ni un músculo-. ¿Cuántas pastillas le has dado?

-La azafata me dio dos por si no llegaba a dormirse.

-¿Le has dado dos pastillas?-gritó y se le quedaron mirando-. ¿Estás loco?-susurró entre dientes.

-Pensé que así nos dejaría más tranquilos-se rascó la cabeza.

-Pues ahora lo vas a llevar tú en brazos-la señal de “póngase el cinturón se encendió”, Claire se lo puso a Bill y después se lo abrochó ella.

***

-Vamos que no cogeremos a tiempo el autobús-pedía a Tom.

-Claro, como tú solo llevas tres maletas-replicó-. Que aunque parezca huesos… ¡pesa!

Tom llevaba a su hermano colgado de sus hombros; todo el aeropuerto se le quedaba mirando al pasar a su lado.

-Mira yo-se agachó para dejar a Bill tumbado en el suelo a sus pies-, lo siento mucho pero es que pesa demasiado.

-¿Cómo se te ocurre dejarle ahí? Estamos haciendo gentes-murmuró colocándose sus gafas de sol y sonriendo a todo aquel que se les quedaba mirando.

-Tranquila ya lo estábamos haciendo nada más bajar del avión-puso sus manos en la cintura-. ¿Y si Eva ya está casada? Hemos echo todo esto para nada.

-¡Eh! No quiero negatividad aquí-levantó el brazo-. Voy a llamar a Eva-sacó su teléfono y marcó el número de su mejor amiga-. Tú mientras despiértale.

Tom resopló y empezó a darle suavemente con su pie, pero Bill seguía roncando.

***

-Tranquila mija, todo saldrá bien.

Eva estaba sentada frente al espejo de su habitación, acababa de despertarse; toda su familia estaba allí en Colima ya que era un evento especial. Para todos, menos para ella.

Mientras que todos radiaban alegría en su rostro, Eva deseaba que ocurriese algo por la cual no celebraran esa boda aunque, por otra parte estaba deseando; quería quitarse de la cabeza al estúpido de Bill.

El sonido de su teléfono la despertó de sus sueños, lo buscó con la mirada y se levantó hacia su mesita de noche. Frunció el ceño al ver el nombre.

-¿Claire?

-Eva-gritó y tuvo que apartarse el aparato-. ¿Te has casado ya?

-No-suspiró-, dentro de un par de horas-cerró los ojos.

-Bien, nos da tiempo.

-¿Tiempo para qué?-quiso saber.

-Eva no tie…-de pronto no escuchó nada.

-¿Claire?-miró la pantalla y la conversación había acabado. Se encogió de hombros y reprimió un suspiro.

-Mija-entró su madre, se dio la vuelta para verla. Estaba tan feliz que Eva cambiaba su rostro cuando aparecía ella para no arruinarle su sonrisa-. Tenemos que peinarte, vamos.

-Sí mamá-avanzó hacia ella.

***

-¡Mierda!-maldijo gritándole al móvil y dando patadas en el suelo.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Se ha cortado pero tenemos tiempo, aún no se ha casado-miró por todas partes en busca del autobús que debía de estar ya allí-. ¿Has visto un autobus azul por casualidad?

-¿Te refieres a ese?-señaló detrás de ella. Cuando se giró entre abrió la boca.

-¡Es ese! ¡Corre!-cogió las maletas y cruzando la carretera sin mirar corrió gritándole al conductor en español-. ¡Espere, espere!

Tom bufó y reuniendo fuerzas volvió a coger a su hermano en peso para imitar a Claire.

-Uf, menos mal que hemos llegado-Claire le habló al conductor, sonriendo amablemente comprando los billetes.

-¿Ese chico está bien?-preguntó con desconfianza al ver a Tom con Bill encima.

-¿Qué?-le miró-. ¡Oh sí! No tiene porque preocuparse-rio, nerviosa y el conductor seguía con desconfianza.

-Podéis sentaros.

Aquello estaba abarrotado. Mientras Claire buscaba asientos libres Tom se disculpaba como podía por darles con Bill.

-Déjalo aquí-le señaló un asiento libre al lado de una señora rellenita-. ¿Está libre?-a lo que le señora afirmó con la cabeza.

Tom bajó a Bill y lo sentó soltándole un ronquido en modo de agradecimiento.

-¿Dónde nos sentamos ahora?-preguntó Tom.

-Yo me sentaré aquí-se sentó en el asiento contiguo de Bill-, y tú allí-le señaló tres asientos atrás.

Tom resopló y a regañadientes se sentó al lado de un chico de más o menos 10 años.

Bill, no consciente de ello, apoyó su cabeza en el hombro de la mujer que estaba a su lado; ella, asustada, buscó a la chica rubia que venía con él.

-Oiga chava, ¿se encuentra bien el chico?

-Sí, tranquila. Es que hemos tenido un viaje muy largo y está cansado, eso es todo-le sonrió.

La mujer quedándose un poco más tranquila fijó su mirada en la ventana pero sin quitar la vista de Bill.

***

Habían transcurrido dos horas de viaje y Claire y Tom ya estaban más que artos. Tom estaba cansado desde el minuto que arrancaron de aquel crío, si no hubiera sido porque estaba la madre ahí mismo, le habría soltado un mamporro; no le dejó dormir, nada más que pegando saltos en el asiento, tampoco le dejó disfrutar del viaje ya que le estaba dando todo el rato y lo que es peor, le hablaba y él sin enterarse de lo que decía por más que le repetía que no hablaba español. Se restregó la cara con su mano bufando.

Por otra parte estaba Claire, cuyo compañero de asiento era un deprimido; al parecer le acababa de dejar la novia y entre lágrimas le contó su historia. Una vez le pareció bien, dos, también, pero tres lo vio excesivo y ya se estaba aburriendo de tenerlo en su hombro. Pero más tarde cayó en la cuenta de que lo único que quería aquel tipo no era su hombro para llorar, sino, algo más.

-Ya basta de llantos falsos-le apartó y el hombre volvió a llorar. Claire bufó, miró para atrás para ver a Tom y sintió pena por él al ver que perdió los nervios y le quitó el juguete al niño; echó un vistazo a su lado y Bill seguía durmiendo. No tenía de que preocuparse.

Bill creyó que debía ser el momento para abrir los ojos; estirándose y soltando un bostezo acompañado de un sonrisa abrió sus ojos.

Se sentía raro, había dormido mucho, pero no era por eso.

-¿Dónde estoy?-murmuró con el ceño fruncido.

-Hola-escuchó a su lado en español.

Giró su cabeza y al ver a esa señora sonriéndole con intenciones, chilló pegando un salto.

-Claire, Tom-gritó asustado mirando por todas partes.

-Estoy aqui-lo cogieron de la chaqueta por detrás.

-Claire-suspiró aliviado al verla-. ¿Quién es esta?-la miró por el rabillo del ojo-. Me mira de forma extraña-le sonrió forzado.

-Eso es porque te has tirado las dos horas enteras abrazándola.

-¿Qué?-dijo en un grito ahogado-. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Cómo no me enterado de nada? Claire, exigo una respuesta-exclamó.

-Verás-se mordió el labio inferior-. Puede que Tom y yo te durmiéramos para…-achinó la mirada con miedo a la reacción de Bill.

-¡¿Me habéis drogado pedazos de…?!-se mordió la lengua. Claire le dijo que se callara, todo el autobús clavó la mirada en ellos.

-Te quejaste de que querías dormir. Desagradecido, encima que lo hacemos por ti…-se cruzó de brazos.

-Mira no quiero discutir eso ahora-sacudió la cabeza-. ¿Sabes algo de Eva?

-Que en breves estaremos con ella-sonrió-. Mira-le señaló para el frente.

Cuando miró las casas que empezaban a asomar, ya habían llegado a Colima.

Bill sonrió, contento y nervioso a la vez.

-Este es el plan-comenzó a decir Claire una vez dejados en tierra-. Cogeremos un taxi e iremos de inmediato a la iglesia.

-Espera-interrumpió Bill-. ¿Sabes en qué iglesia es?

-No me lo ha dicho, pero supongo que será en la que hay al lado de su casa.

-Claire no estamos para suposiciones-exclamó.

-Bill, tranquilizate. No perdamos la calma-intervino Tom.

Claire pidió un taxi.

-Dios mio, los nervios me comen-enterró su rostro en sus manos.

-Respira hondo-le dijo Claire-. Cuando entres en la iglesia tienes que decir yo objeto.

-¿Yo…ob…qué?-intentó decirlo-. ¿Y por qué no digo: Eva no?-enarcó una ceja.

-Porque no queda bonito-chasqueó la lengua-. Probemos de nuevo.

La trayectoria duró quince minutos y dieron por perdido que Bill pudiera decir aquello, hasta Tom lo dijo bien.

Al aparcar el coche Bill abrió la puerta rápido para salir por encima de Claire.

-Tú entra corre no te preocupes por nosotros-le dijo Claire a lo que Bill ignoró completamente.

Esquivó a personas, perros, subió las escaleras de dos en dos hasta llegar a la puerta que estaba abierta.

Le dio un vuelco el corazón; Eva ya estaba en el altar con Roberto a espaldas de él. No se lo pensó dos veces.

-¡Yo objeto!-entró corriendo.

De fondo se escucharon las reacciones de todos a la vez que se giraban para ver a quien osaba interrumpir esa boda.

Bill buscó la mirada de Eva, pero…

-Tú no eres Eva-la señaló achinando la mirada-, y tú no eres Roberto-señaló al hombre. Los dos se miraron extrañados, confusos.

A Bill se le encendieron las mejillas.

-Vaya por dios-chocó sus manos y rio nervioso-. No me estáis entendiendo nada así que, yo me voy yendo-retrocedió-. Que verguenza esto. Buena suerte y viva México-se fue de allí lo más rápido que pudo.

-¿Qué pasa?-preguntó su hermano al ver que iba hacia ellos con cara de pocos amigos.

-¡No era Eva!-exclamó.

-¿Cómo que no?-frunció el ceño, confusa.

-Diciendote que no.

-Vale-agachó la mirada-. Ahora si es buen momento para perder la calma-Bill bufó echándose manos a la cabeza.

-¿Y no hay otra iglesia?-preguntó Tom.

-Que yo sepa no. A lo mejor ya…-no terminó la frase. Los dos miraron a Bill que le cambió el rostro a una tristeza enorme.

-Lo siento-Tom se acercó a él y le pasó la mano por el hombro.

-No te preocupes-se encogió de hombros.

Y al poco rato de estar en silencio, unas campanadas de iglesia llamaron su atención.

-Que raro-dijo Tom mirando para arriba-, estas campanas no se mueven.

-Es que no son de esta iglesia-murmuró Bill con un brillo de esperanza en los ojos.

-Mirad allí-señaló Claire. Detras de unas casas asomaba una torre propia de una iglesia con sus campanas moviéndose.

-¡Vamos!-Bill echó a correr.

-Que raro, esto no estaba aquí cuando yo…-Tom la cogió de la mano y echaron a correr trás Bill-. Espera-se frenó-, las maletas.

Los coches le pitaron, la gente le reclamó que le empujaran pero Bill no iba a parar. No cuando tenía la esperanza de que Eva estuviese en esa iglesia sin ser la esposa de Roberto.

Había un par de personas vestidas muy elegante entrando a aquella iglesia, algo pequeña comparada con la otra. “Que más da” pensó.

Jadeando, aminoró el paso cuando ya estaba en la puerta principal. No se lo pudo creer; era Roberto quien esperaba a Eva en el altar mientras que Eva, se dirigía hacia él.

Bill tragó saliva y comenzó a andar hacia ella, todavía le faltaba camino para llegar y no le importaría impedírselo; la cogería del brazo dándole media vuelta para decirle todo lo que sentía hacia ella.

Pero eso, no fue del todo necesario. Bill paró de andar en cuanto vio que Eva lo hizo; todos abrieron la boca, sorprendidos pero no por verle a él, sino por ella.

Bill enarcó una ceja esperando a que ella hiciera algún movimiento. Eva se dio la vuelta y sin mirar al frente empezó a correr. La iglesia se hizo eco de los gritos de sorpresa e indignación por lo que estaba haciendo.

Eva estaba dispuesta a escapar, no le importaba nada pero no iba a poner en peligro su futuro; ese futuro no lo quería para ella. Cuando pensaba que lo tenía todo solucionado, chocó contra algo y ese algo la cogió del brazo para impedir que cayera al suelo.

Eva subió la mirada lentamente para maldecirle, pero solo pudo entre abrir la boca en cuanto reconoció quien era.

-Tú…-susurró abriendo los ojos, sorprendida.

-Yo…-dijo Bill-. ¿A dónde ibas?-esbozó una media sonrisa.

-No contaba con esto-murmuró mirando al suelo-. A ninguna parte-contestó.

Eva miró a su alrededor, todos los observaban extrañados y se sintió muy avergonzada.

-Eva-reconoció la voz de su padre detrás de ella. Cerró los ojos.

-Dime una cosa, ¿por qué no te acompaña tú padre del brazo?-quiso saber.

-Porque no me ha dado la gana-dijo entre dientes-. Ahora sería buen momento para explicarme que haces aquí.

-No me has invitado a la boda-se cruzó de brazos. Estaba claro que quería jugar, por eso no le soltaba todo de una vez.

-¿Quién es?-el padre de Eva se acercó a ellos-. ¿Por qué has salido corriendo?-se estaba preocupado demasiado.

-No pasa nada papá, yo solo…-pensaba en que decirle. Entonces, vio dos figuras trás de Bill y reconoció a su amiga. Sonrió para sí-… iba a saludar a Claire.

Bill se dio media vuelta para verles, venían con las maletas y jadeando. Claire al ver que era observada saludó.

-Sí lo sé vengo más guapa-le dijo a Tom entre dientes-. Que maneras de presentarme a una boda-éste chasqueó la lengua.

-Su hija le ha mentido-intervino Bill y Eva lo fulminó con la mirada-. Iba a escapar, no quiere casarse.

-¿Bill qué hacéis aquí?-una voz más, Roberto acababa de aparecer.

-Roberto este chico dice que Eva no se quiere casar-Bill se arrepintió un poco al decir eso cuando vio que al padre de Eva le iba a dar un ataque.

-Cálmate papá, este chico se mete cosas que no debe-hizo resonar las últimas palabras-. Roberto, vamos-entrelazó su brazo con el suyo.

-Eva, tengo que hablar contigo.

-Después de la boda-miró al frente.

-Va a ser ahora-alzó la voz.

-Podemos esperar-dijo Roberto quitándole el brazo. Eva puso los ojos en blanco-. Solo será un momento-le explicó al padre y éste asintió con la cabeza.

-Qué quieres-preguntó con desgana, cruzándose de brazos.

Bill la miró de arriba abajo, no se había dado cuenta lo preciosa que estaba con aquel vestido. Se le iluminaron los ojos.

-Yo era un chico tranquilo-dijo tras un suspiro-. Todo me iba perfecto hasta que apareciste tú. Me caíste muy bien al principio, pero después empezaste a cagarla con tus cositas de ser la primera en todo.

-Creo que eso ya lo sabemos todos-le interrumpió.

-¿Su hija sabe qué no hay que interrumpir cuándo uno está hablando?-se dirigió al padre.

-Creeme, se lo digo continuamente-Eva resopló.

-Sí, a mi también me hace lo mismo-dijo Roberto.

-Y a mí que soy su madre, mira que se lo digo veces-sé escuchó una voz a lo lejos.

-Tranquilos, a mí también me lo hace. Soy su compañera de habitación.

-¡Nos ha quedado claro!-intervino Eva-. ¿Puedes continuar?

-El caso es que, ya sabes que llegué hasta el punto de desear que te pasara algo, malo-todos abrieron la boca.

>>Pero también, he llegado al punto de darme cuenta que, quiero vivir sin ti pero, contigo.

-Eso no es lo que me dijiste.

-Lo sé y no sabes cuanto lo siento. Tenía miedo, ¿vale? Miedo a enamorarme de la persona que más odio. Y por mucho que quería negarlo, mi corazón… no podía.

-Nos llevamos como el gato y el ratón-añadió. No iba a dar su brazo a torcer así como así.

-Pero como ya te he dicho, el gato se ha enamorado del ratón.

-¿Por qué tengo que ser yo el ratón?-preguntó Eva tras un silencio.

-¿Quién ha dicho que yo me he enamorado de ti?

-Has sido tú quien ha cruzao el atlántico para decirme esto.

-Ya pero, has sido tú quien se iba a escapar de su boda.

-Eso no dice que te quiera.

Todos resoplaron al ver que, después de lo que acababa de decir Bill tan bonito, acabaran discutiendo.

-¿La vas a besar o qué?-preguntó el padre, inquieto.

-Como usted mande-a Eva no le dio tiempo a abrir los ojos al escuchar lo que dijo su padre. Bill la cogió de la cintura y la atrajo hacia él juntando sus labios quedando en un beso deseado.

-Ese es mi hermano-gritó Tom aplaudiendo, y acto seguido, lo imitó pero con Claire.

-Eres más tonto-susurró Eva, al separarse.

-Anda que tú-rió.

-Te quiero-le besó.

-Yo también.

La iglesia entera festejó el beso de Eva con Bill como si se hubiese casado con Roberto.

-Un momento-los interrumpió el padre-. ¿Qué pasará con Roberto?

-No te preocupes por mí-sonrió. Se fue corriendo, todos le siguieron con la mirada y se sorprendieron al ver que cogió a la hermana pequeña de Eva y la besó.

-No puede ser-dijeron a la vez la madre, el padre y Eva-. ¿Desde cuándo?-preguntó el padre cuando se acercaron tímidos.

-Desde hace mucho ya, papá-dijo sonrojada entrelazando su mano con la de él.

-Me lo podrías haber dicho y así casarte tú con él. Eva, dale tú vestido.

-Papá, ¿por qué no te dejas de bodas?-dijo sin apartarse de Bill.

-Es que, quería veros casadas antes de que me vaya…-se abrazó a su mujer.

-Alégrese-dijo Bill-. Veo que a usted le queda mucha vida por delante-sonrió.

-A ti no-borró de inmediato la sonrisa-. Me has echo gastar mucho dinero en esta boda-se la paró el corazón y tragó saliva-. Es broma-soltó una carcajada y todos le acompañaron.

-Oye-dijo Eva-. ¿Tú hermano y Claire se están besando?-frunció el ceño.

-Ah, sí. Los pillé-rio.

-Y por eso has venido a buscarme-se separó de él-. Como ya no la tenías a ella…

-¿En serio?

-No. Era broma-rieron.

Bill la cogió de las manos, las besó y después posó sus labios encima de los de ella haciendo que esta historia, llegue a su fin.

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Bill Kaulitz es un chico que todo lo tiene, inteligente, atractivo, cariñoso... Junto a su hermano gemelo Tom y sus dos mejores amigos: Georg y Gustav, se van a embarcar en la aventura de pisar por primera vez la universidad donde se volveran locos por las...sí, las chicas.
Pero Bill queda embobado por una rubia pero lo que no sabe el es que tendrá que recurrir a su peor enemiga para poder conquistar su corazón.
La pregunta es, ¿conquistar el corazón de la rubia o el de su peor enemiga? ;D




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